De nuevo he regresado a la Escuela Infantil Belén, y es que hoy 24 de noviembre, celebraban su fiesta del otoño. Un montón de criaturillas desde los más peques de dos añitos hasta los de seis, nos hemos juntado en el patio. Después hemos disfrutado de la Señora castañera que ha venido a traernos sus castañas y probar los ricos bizcochos y galletas aportadas por las familias. Una preciosa fiesta de otoño.
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Una sencilla marioneta, un guante y unas plumitas |
Por qué algunos árboles no pierden sus hojas
Se trata de
una historia infantil muy entretenida a través de la cual los niños podrán
saldar algunas de sus dudas acerca del otoño. El cuento comienza con el inicio
del otoño, cuando el frío empieza a calar los huesos mientras los pájaros
parten hacia destinos más cálidos. Todos, menos un pobre pajarito que tenía un
ala rota. El pajarillo pensaba que si no encontraba pronto un lugar donde
refugiarse, moriría de frío. Miró alrededor y divisó a lo lejos algunos árboles
que le prestarían cobijo seguro. Saltando y aleteando como mejor pudo, llegó
hasta los árboles y se paró justo enfrente de un gran roble que parecía lo
suficientemente fuerte como para cobijarlo, así le pidió permiso para
refugiarse entre sus ramas hasta que volviera a llegar el buen tiempo. Sin
embargo, el roble le negó su ayuda diciéndole que si le dejaba cobijarse allí,
terminaría picoteando sus bellotas. El pájaro vio otro árbol precioso de hojas
plateadas, un álamo, y pensó que le daría refugio. Llegó hasta él y le contó su
problema pero el álamo también le echó diciéndole que le iba a manchar sus
bonitas hojas y su blanco tronco. Muy cerca había un sauce pero este, al igual
que los demás, lo rechazó argumentando que no trataba con desconocidos.
El pajarito
empezó a saltar como podía con su ala rota sin rumbo fijo hasta que un abeto le
vio y le preguntó que le pasaba, el pobre le contó su desgracia y el abeto le
ofreció sus ramas para que se resguardara del frío. El pino, que estaba cerca
del abeto, también se ofreció para protegerlo del viento ya que sus ramas eran
más grandes y fuertes, mientras que el enebro le ofreció sus bayas para que no
muriera de hambre. El pájaro se preparó un lugar bien abrigado en la rama más
grande del abeto y, protegido por el pino y alimentado por el enebro, se
dispuso a pasar el invierno. Fue una temporada muy feliz pero, una noche el
viento comenzó a soplar muy fuerte arrastrando a su paso las hojas de los
árboles. Todos se asustaron pero, antes de que el viento llegara a estos
árboles, el Rey de los Vientos lo frenó y le pidió que no desnudara a quienes
habían ayudado al pajarillo. El viento los dejó en paz y así fue como desde
entonces el abeto, el pino y el enebro conservan sus hojas durante todo el otoño
y el invierno.
Del blog
https://www.etapainfantil.com/
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