Aprovechando que muchas criaturas están haciendo todo tipo de recetas de cocina en estos días,os traigo un divertido relato escuchado hace mucho tiempo en la Granja Escuela Huerto Alegre de Granada en el taller de elaboración de pan.
Cuento para aprender a amasar
Entregad
a cada oyente una bola de masa de pan o en su defecto de plastilina no muy dura, deben tener una superficie
delante para que puedan trabajar en ella:
Érase una vez un rey al que le
gustaba mucho hacer pan. Soñaba con hacer el mejor pan del mundo, pero al pobre
nunca le salían bien ni los bollos, ni las barras y siempre se le quedaban o
muy crudas o completamente achicharradas.
Un día decidió escribir una carta a
un mago para que le diera la fórmula exacta. Preparó un pergamino (se aplasta la masa extendiéndola con los
puños con golpecitos suaves) y comenzó a escribir en ella)
“Estimado señor, tengo
un tremendo problema. (Con dos dedos se
escribe como si fuera una máquina de escribir). Me gustaría hacer pan, un
pan rico y sabroso, tierno y a la vez crujiente, un pan hermoso y grande para
dárselo a todos los niños y niñas de mi reino y que todos juntos pudiéramos disfrutarlo, pero soy tan torpe que lo único que consigo es hacer tostadas
incomibles que parecen suelas tan duras que no sirven ni para ponerlas en los zapatos.
Terminada su carta, la dobló (se dobla), la volvió a doblar (se hace lo mismo), y como vio que no
cabía en el buzón, la aplastó de
nuevo con los puños (se repite lo indicado), la enrolló en
forma de rulo (hacemos lo mismo), y se
la dio al caracol “turbo” famoso en aquellos parajes por ser ayudante del
cartero real (se hace un caracol).
El caracol inició su larga ruta, pero era muy pequeño y
el camino largo, para colmo empezó a llover y a tronar, así que tuvo que
cobijarse en una gruta. Lugar en el que vivía un tremendo oso que asustado
por el ruido de la tormenta salió corriendo de la cueva, sin darse cuenta de que había pisoteado varias veces
al caracol hasta dejarlo como una plancha (se golpea la masa con los puños).
Caracolitos de plastilina |
El rey, que tuvo conocimiento de lo
ocurrido por las noticias que le llegaron del guardabosque y, viendo que su
carta no llegaría nunca a su destino, volvió a
extender un nuevo pergamino y a escribir con rapidez su pregunta (se repite la secuencia inicial) y esta
vez se la llevó al mago personalmente, hasta que obtuvo por fin una respuesta.
Que fue:
"Haz una bola (la hacemos), déjala reposar en un sitio oscuro, en el que no haga
mucho frío, ni mucho calor y, al cabo de un determinado tiempo la masa te hablará. Se hinchará y cuando la presiones con el
dedo recuperará su forma. Esto te indicará que está lista para meterla en
el horno (haced lo mismo).
Efectivamente así hizo el rey. Convirtiéndose en el mejor
panadero de su reino y de todos los lugares venían a comprar sus panes y sus
bollos.
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