viernes, 3 de mayo de 2024

EL OGRO

      Cómo esconder mis cuatro metros de estatura, mis 800 kilos de peso, la pelambrera rojiza que cubre mi cuerpo, estos larguísimos brazos que me permiten robar los huevos de las más altas ramas o mis enormes pies de seis dedos, cuyas huellas van señalando inequívocamente, mi rastro.

Por qué me tocaría ser así, quién me maldijo de esta manera, quién colocó sobre mi persona esta losa tan pesada. Por donde quiera que aparezca soy odiado y vitupendiado.

Por qué tuvo que ser Hanna, mi madre, la ogresa más temida de los bosques de Cornualles la que encontrará un día al terrible bastardo que la mancilló a traición, valiéndose de un potente narcótico.

Será esa mi condena, que por ser el fruto de una violación dominen en mí, dicen, las más viles pulsiones.

No soy yo quien desconfié de los humanos, fueron ellos los primeros que achacaron a mi persona los más terribles y violentos  crímenes. Me atribuyen el rapto de bebés de sus cunas, acarrear  tiernas criaturas dentro de un saco, cuando son sus propios padres quienes reclaman mi presencia ante sus malos comportamientos, si yo nunca respondí a dichas llamadas.   

¿Cómo pueden imputarme tanta barbarie? ¿Acaso fui yo quien engordó a Hansel para hacerlo mi comida? ¿Hay datos que corroboren que fuera mi persona la que devoró a los siete cabritillos? ¿Tuve algo que ver con aquel tontorrón que destrozó la puerta de mi reino con aquellas estúpidas habas?      

Reconozco que gozo con frenesí de una buena pitanza, que me complazco  al desventrar  un jabalí y sumergir mi hocico en sus entrañas palpitantes hasta notar cómo se le aleja la vida, que sacio mi sed al libar la dulce sangre de un tierno cervatillo degollado, que gusto de la voluptuosidad de un buen revolcón con una ogresa de mi tamaño,  pero ¿qué crueldad hay en eso? Acaso, no es ley terrenal que los grandes se alimenten de los pequeños. ¿No es bien cierto que cuando los libero de los feroces osos o de los hambrientos lobos en invierno, contribuyo a que el crecimiento animal mantenga su ritmo ordenado?   

No puedo negar que guardo algunos pecados en mis alforjas, que fui yo, quien corté por confusión la cabeza a mis siete hijas y estrangulé con mis propias  manos a mi mujer, cómplice de  parricidio,  por haber dado cobijo a aquel niño repulsivo y  a sus seis hermanos. ¿Tenía acaso que haberla perdonado cuando aun sufro con angustia la ausencia de mis preciosas ogritas y su asesinato puebla cada noche mis más oscuras pesadillas?

¿Es un defecto acaso, dejarme llevar por mis instintos más carnales?

¿Cuándo dejarán de hablar mal de mí, lanzar bulos sobre mi persona y reconocer la importancia de mi rol en la naturaleza?  

  Qué cansancio estar siempre escondido, agazapado, huyendo de un lugar a otro. ¡Qué cansancio!

domingo, 28 de abril de 2024

EMPIEZA LA SEMANA DEL LIBRO

 

Escuchar a Vicki contar YO VOY CONTIGO es precioso..

Esta ha sido una semana inquieta y divertida... Hace ya mucho tiempo que no contaba con una contadora tan entusiasta como este año, Victoria, Vicki para los amigos, Victoria Eugenia cuando se pone romántica @caperuazul para el Instagram....Vamos polifacética y policontática. Cuenta cuentos con gracia y salero, algunos los ha hecho tan suyos, como EL CHUPETE DE GINA, que el otro día salió de un cuentacuentos con el chupete colgando del cuello.. y los pájaros de su cabeza del cuento YO VOY CONMIGO amenazan con salir volando si no los contiene.

Así que ahí estábamos el lunes 22 con el coche mío roto, en un taxi a toda pastilla para el colegio MIGUEL DE  CERVANTES de Armilla donde unos 80 criaturas nos estaban esperando.. Qué nervios.

Arriba con el marinero enamorado, abajo el cuento que mi madre me contó.

El hostal de los líos, El cuento que mi madre me contó, Yo voy conmigo, El Pollileón, El Sr Marwell, El rey que perdió su corona, entre otros... fueron los que contamos a dos clases de cuarto y dos clases de tercero.

Se portaron de maravilla y las clases de cuarto nos regalaron con dos cuentos estupendos, Se notaba que Yolanda la cuentera, que era la que nos había llamado hace muy bien su tarea como narradora.

En las clases de tercero hicimos casi el mismo programa. LO más divertido es que luego Valentina, una peque de 8 años y Hamad vinieron a pedirme un autógrafo. Emocionada de este emotivo gesto.

 

Vicki y el POLLILEÓN


Fue una mañana preciosa, algunas criaturas estaban tan entusiasmadas con los cuentos que no eran capaces de contener los grititos de asombro.. 



TALLER: LEER Y CONTAR TODO ES EMPEZAR

 

Preparando la sala para el taller

Presentación del vídeo LOS CUENTOS UN LENGUAJE UNIVERSAL, realizado en un taller durante la RIDEF (Encuentro Internacional de Educadores Freinet) en Suecia 2018.
https://drive.google.com/file/d/12EojGBWCFCi0ChYI-ZC7-rSesYm9xllV/view?usp=sharing_eil_m&ts=6613b914&sh=918IvUYqqz0DvkNY&ca=1

Hacía ya mucho tiempo que no impartía un taller para personas adultas en torno al cuentacuentos. 
Los hechos se desarrollaron como en un cuento y había que empezar casi por el conocido ERASE UNA VEZ ... 
En la ciudad de Logroño hay una Biblioteca preciosa que se llama Biblioteca Rafael Azcona, ocupa las dependencias de un antiguo colegio de primaria y ha sido reformado y lleno de luz y alegría. 
La bibliotecaria se llama Esther, que es como un torbellino... una Alicia en un país de libros, siempre llena de ideas, que no puede parar quieta ni un momento y que se saca de la manga como por arte de magia talleres y participaciones espectaculares. Por supuesto con Esther está un gran equipo que mantiene en marcha el engranaje de esta fantástica casa de los libros.

Para muestra un botón, este un trabajo realizado por @bibliotijeras -para Instagram- que se ocupa de la sección infantil.  

A esta biblioteca asiste Alberto Martín Tapia, conocido como NiñoCactus que es ilustrador de cuentos, amante de los libros y escribe en  este blog https://borronycuentonuevo.blogspot.com/, pues Alberto asistió a un taller que coordiné Online organizado por la asociación del libro infantil y juvenil  UGURUBÚ  https://www.uguburu.es/  y se quedó entusiasmado, así que convenció a Esther para que me buscara y pudiera realizar este taller.

Emocionada me sentí al encontrar mi nombre en un cartel del ayuntamiento por las calles de Logroño.

 LEER Y CONTAR TODO ES EMPEZAR
 Fue el título que le puse a la sesión de tres horas, ya que se trataba de una actividad de animación a la lectura. 
Bibliotecarias, familias, contadoras y contadores de cuentos hicimos masajitos para peques, repasamos los cuentos con las manos de la infancia, los cuentos con las cuerdas y hasta  con papiroflexia. 30 mayores jugando con los cuentos/juegos de  siempre. 

Los cuentos con papel y lápiz, un divertimento a no olvidar

Contando con papel 

Terminamos con la presentación de algunos cuentos y planteando alguna forma diferente de presentarlos para que ya el atractivo de los mismos fuera indiscutible.
  

 Algunos libros interesantes

Los libros listos para ser prestados

 

OSITO

 

ELSE HOLMELUND

 

OSITO TIENE FRÍO

 

ELSE HOLMELUND

 

ADIVINACUENTOS

VIRGINIA DONOSO

BERTA INÉS CONCHA

 

AL FURGÓN

HENRI MEUNIER

NATHALIE CHOUX

 

NIEBLA EN LOS BOLSILLOS

PAU ESTRADA

M DOLORS ALIBÉS RIERA

 

RICITOS DE OSO

STÉPHANE SERVANT

LAETITIA LE SAUX

 

YO VOY CONMIGO

 

RAQUEL DIAZ REGUERA

 

EL CHUPETE DE GINA

 

CHRISTINE NAUMANN VILLEMIN

 

MI PEQUEÑA BIBLIOTECA

 

 

¿DÓNDE ESTÁ EL LIBRO DE CLARA?

 

 LISA CAMPBELL ERNST

 

LA VERDADERA HISTORIA DE LA RATA QUE NUNCA FUE PRESUMIDA

 

ANA GRIOT 

 

LA VACA VICTORIA

 

NONO GRANERO

 

LAS DIEZ GALLINAS:

 

SYLVIA DUPUIS

 

EL CUENTO CÁLIDO Y TIERNO DE LOS CHODUDÚS.

CLAUDE STEINER

 

LA VOCECITA

 

MICHÄEL ESCOFFIER 

 

EL LOBO LLAMA A LA PUERTA

 

NONO GRANERO

 

CUENTOS EN VERSO PARA NIÑOS PERVERSOS

 

ROAL DHAL


La valoración fue muy buena y puedo decir que nos lo pasamos fenomenal.

martes, 23 de abril de 2024

EL REFUGIO (CUARTA PARTE)

 PEJIGUERO

Perdió su nombre hace mucho tiempo, tanto, que quien lo conoce no recuerda siquiera si algún día lo tuvo. Viste bien, camisa blanca, pantalón franela, chaqueta en tiempo frío. Escaso vocabulario, más de llanto perenne, lastimero.

Su zona de acción es el centro, entre Plaza de Cataluña y las Ramblas. Impertérrito pasea vaso de plástico en mano, pedigüeño, llorón, incomprensible frase, continua pejiguera. A veces se descifra: ¡Dame argo…niña, dame argo!

Extraña encontrarlo en el bus 12, prolijamente sentado, sonrisa desdentada, mientras desafina una copla española al son de una pequeña radio pegada a su oído.

Parece que su gemelo ha salido hoy de faena y se han intercambiado los papeles. Entran ganas de seguirlo. Provocan tantas dudas estos dos seres en uno. ¿Es realmente pobre?, ¿está loco?, ¿de dónde viene?, ¿tiene alguien que lo cuide?, ¿es infeliz su llanto?, ¿recibe alguna caricia?, ¿quién le plancha su camisa almidonada?, ¿cuál es su pena eterna?, ¿alguna tumba espera sus flores?…

Se acerca, juguetón, a Martín, a por una comida caliente, y con una sonrisa desdentada de molares pregunta:

—¿Hoy lentejas? ¿Eih, eih?…

EL REFUGIO (TERCERA PARTE)

 CERDEÑA

En Cerdeña, dice, cuando alguien le pregunta dónde vive. En el 127, allí tienes tu casa, reitera. Y es cierto. Su rincón es fijo, permanente. En la salida de la cochera de ese bloque estableció su hogar, a pesar de que la comunidad de propietarios le enrejara la zona para evitar su presencia. Le importó poco. Se desplazó medio metro más afuera y se afincó bajo la marquesina. 

De sistemático parece compulsivo. Cada día los mismos ritos, las mismas costumbres. A las 8 en punto, cuando el tráfico de la calle indica que la ciudad se despierta, recoge sus cosas: la maleta vieja donde deposita el pan, la manta de cuadros preciosamente doblada, el cojín que le sirve de almohada, y en una maraña de ruidos, pliega las innumerables bolsas de plástico que completan su ajuar y que usa para guardar cosas o para protegerse del frío. Bolsas y más bolsas que cuida como si fueran tesoros.

Un poco más abajo, en la misma calle, en el bar Juani, le dejan guardar sus pertenencias. A veces, si no hay muchos clientes, puede hasta acicalarse. Si el dueño está de buen humor cae un café con leche y pan migao, en tazón grande, como los de antes.

Después inicia su marcha. Ser metódico tiene sus ventajas y sabe bien dónde dirigir sus pasos, a qué horas y en qué lugar puede encontrar a sus conocidos de siempre. Un rato de charla, un cigarrillo siempre aligera ese permanente estar mano sobre mano.

Más bien parco, saluda apenas con un gesto a los viandantes habituales. La calle Cerdeña no es cualquier cosa y tantos años allí establecido hacen que sea conocido y reconocido. Sólo algunos chiquillos, al pasar, lo miran con curiosidad, sus preguntas quedan frenadas en las mirada censoras de los mayores. No quieras saber, parecen decir, qué te voy a contar de una sociedad que fracasa de esta manera.

A la noche volverá a su puesto. Acomodará sus cosas, se fumará el último cigarro reclinado bajo su manta, mientras divisa las piernas de los paseantes que presurosos se retiran a guarecerse en  verdaderos refugios.

 

domingo, 21 de abril de 2024

EL REFUGIO (SEGUNDA PARTE)

 LA POLACA

Gruñona, exasperante, bruja por dentro y por fuera. Los niños la persiguen por las calles, la corren, le tiran piedras mientras la insultan con lengua de fuego. Con su vocabulario de peón carretero les responde en un escándalo mayúsculo que nadie detiene. ¿Lo provoca acaso ella con sus cabellos locos, rizosos, sucios, que de apelmazados resultan compactos?

Pasea por la Gran Vía, renqueante, patizamba,   increpando a los viandantes con ademanes histriónicos. Chapurrea las pocas palabras que recuerda de su lengua natal a los extranjeros, que se preguntan, si acaso este curioso personaje no forma parte del mobiliario urbano.

Traída con engaños de Cracovia, casi secuestrada, a los diecisiete, belleza rubia de ojos verdes, promesas que se consumieron en burdeles y camas ajenas. Las palizas fueron su pan cotidiano, su día a día, el trazo de su desgracia.

Con apenas cincuenta años, aparenta ser una vieja de ochenta. Nariz rota, contrahecha, inútil, desahuciada.

Recorre la ciudad como alma en pena. Se pierde por cementerios donde llora en tumbas ajenas la ausencia  de su angelito, del que no sabe siquiera si llegó a vivir. Fue desde entonces cuando su cabeza se voló entre nubes.

Cada tarde, a la caída del sol pasa por la puerta de El Refugio. Invariablemente mira, duda, vacila. Odia a todos los que como ella esperan. Qué esperan realmente, se cuestiona.

Martín el encargado de día, la invita a pasar con una mirada acogedora, una, dos veces, en un parpadeo casi en código. La Polaca duda, vacila. Mañana, se dice,  quizás mañana.

martes, 9 de abril de 2024

EL REFUGIO (PRIMERA PARTE)

CALLADO

Aníbal es una persona discreta, apagada, silenciosa. Pobre de solemnidad desde donde se declara su memoria. Sólo aparece por El Refugio cuando Callado, su lebrel gris, tan gris como él, se le escapa y le concede un respiro, como queriendo decirle, anda, te mereces una ducha y un plato de comida caliente.

Hombre de pocas palabras pero culto cómo él solo. Antiguo profesor de latín, lengua hoy tan denostada.  Cayó tan bajo cuando empezó a morir esta asignatura o fue antes, cuando empezó a beber y perdió el norte, el sur y hasta el oeste.

Amable en el trato, mirada franca, cabello entrecano, ojos castaños perdidos entre verdes. Observa el mundo con mirada asombrada como queriendo llenarse de todo lo que se ha perdido en los últimos años.

Duerme habitualmente en los jardines de la Ciudadela pero las noches más frías, se refugia, en los soportales de algún edificio perdido del Raval.

Sus conocidos le llaman El Profesor y le piden entre risotadas que les suelte unos cuantos latinajos. Callado gruñe espantado ante tanta carcajada.

No añora apenas nada, si acaso sus viejos libros o el tacto del papel entre sus dedos, tal vez alguna sonrisa picarona de sus viejos alumnos de mirada inteligente con los que con-jugaba la lengua que con pasión enseñó.

Cuando descubrió que podía pasar las mañanas de invierno en la Sala de Prensa de la biblioteca de Poble Nou, le volvió la sonrisa a la mirada. Callado, desde la puerta del edificio, con dos ladridos cortos y uno largo le avisa cuando el hambre le azuza, indicándole que es tiempo de volver a la calle.