Desde aquí iré desgranando historias sencillas, tan simples de recordar y de aprender que las podamos guardar después en el cobijo de un bolsillo para que formen parte de nuestra vida cotidiana.
Cuentecillos para un momento triste, para provocar una sonrisa, para sorprender una sobremesa o simplemente para divertirnos.
Relatos que se cuentan con las manos, con un papel mientras se va plegando, con un objeto, una cuerda, un puñado de arena o simplemente la mano que se abre y acaricia.
Cuentos para todas las edades que pretenden recordar que la tradición de la narración oral siempre ha estado presente en nuestra historia y que es a las personas mayores a quienes le corresponde el deber de perpetuarla.
Los tres cochinitos y el lobo en papiroflexia |
Me parece muy bonito e interesante, que se cuenten cuentos con materiales tan asequibles.
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