sábado, 27 de febrero de 2021

BENI, PLUMA Y YO

         Marta Flores hace estos preciosos dibujos y a mi se me ocurrió esta historia sobre la amistad

        Mi amigo se llama Beni, es alegre como una pluma y su mente vuela  como las hojas del otoño.  Siempre sonríe mucho y por eso me gusta. 

A veces lo saco de paseo con la correa porque se me puede perder en uno de sus planeos mentales, por eso yo voy el primero, le marco el camino y así nada malo puede ocurrirnos.

Hoy cerca del bosque donde siempre acabamos nuestra ruta, se nos acercó un pajarillo, Beni como siempre lo saludó, como hace con todo el mundo, con esa sonrisa suya llena de dientes descolocados que parecen teclas de un viejo piano.

Me dio un poco de pelusa, porque enseguida se pusieron a charlar y a veces si Beni habla bajito yo no escucho lo que dicen y me enfadé. Después recordé la capacidad que tiene mi amigo, para amar a todas las cosas, a todos los seres de la tierra y la rabia inicial se me aligeró.

Parecía que él  hubiera notado lo que pasaba por mi mente y sujetando al pájaro con una mano posó la otra con suavidad sobre mi cabeza, como queriendo borrar  los tristes  pensamientos que me estaban llenando.

Ahora somos tres Beni, Pluma y yo.  




Beni le ha hecho a Pluma una casa preciosa. Una casa pequeñita, de madera, con su agujero para que entre y salga cuando quiera.  Yo miraba atento por si necesitaban mi ayuda. Estaban tan contentos que cantaban y reían, yo también sentía ganas de acompañarlos y ladraba bajito para no molestarlos.

Antes de dormir Beni nos contó un cuento, Pluma dentro de su casa, con la cabeza escondida en su cuello, y yo en mi delicado almohadón, escuchábamos encandilados sus palabras.

Cuando Beni lee, el mundo puede pararse porque ya nada es importante.

Ahora somos tres, tres que compartimos la comida, y montamos en bicicleta, Beni se alegra cuando pasamos por los baches y yo salto y me aferro asustado a su espalda, él parece  no enterarse, y se ríe tan fuerte, tan fuerte, que los tres acabamos a carcajadas por el suelo.

 

   


jueves, 25 de febrero de 2021

La hermana Chuchurrana

(Cuento para dialogar y asombrarse, mientras más movimientos y mayores sean las risas mas divertido será)

Se establece un diálogo entre quien coordina el juego y los asistentes todos sentados en circulo en el suelo... a partir de las palabras en cursiva se está improvisando, se puede acompañar con gestos.

                            Candil decorado realizado con papiroflexia

-Mi abuelo tenía una hermana que se llamaba Chuchurrana

P.-¿Chuchurrana?

C.-Si, si,  Chuchurrana. También tenía un pastor que se llamaba Pedro Antón

P.-¡Pedro Antón?

C.- Si, si, Pedro Antón. También tenía un candil que se sacaba la torcía así

(Asoma el borde de la lengua por un lado de la boca)

P.-¿Así? (hacen el mismo gesto)

C.- Si, si, así, y tenía un perro ladrón que comía como un bribón 

(Gesto de atiborrarse)

P.-¿Así? (hacen el mismo gesto)

C.-Si, si. También tenía una gallina que picoteaba en la cocina

(Gesto de picotear por el suelo)

P.- ¿Así? (hacen el mismo gesto)

C.- Si, si, también tenía una gatita que se lamía las patitas

(Se puede seguir inventando).

 

Juego popular

 

 

martes, 16 de febrero de 2021

Las diez gallinas: Sylvia Dupuis.


Éstas son las diez gallinas

más hermosas y más finas.

Ponen huevos a montones
y por todos los rincones.
Pone la gallina gris
en la iglesia de San Luis.
Pone la gallina negra
en el cuarto de su suegra.
La gallina blanca salta
y pone en la rama alta.
La gallina color crema
pone donde no se quema.
Y la gallina roja
pone donde no se moja.
La gallinita amarilla
pone encima de su silla.
La gallinita naranja
pone ante toda la granja.
La pobre gallina verde
pone un huevo y se le pierde.
Pone la gallina azul
colgada del abedul.
La marrón, que es muy tortuna,
¡se va a poner en la luna!
Luego todas las gallinas,
tan hermosas y tan finas,
les enseñan a sus pollitos
a los niños pequeñitos.


Otros modelos de gallina


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Este poema se presta a múltiples actividades que podéis encontrar en Internet.
Yo lo cuento con la ayuda de diez gallinas realizadas en papel de colores con origami . Este es uno de los modelos posibles.


El poema se presta a continuarlo con miles de rimas de nuestra invención...

La gallina morada pone justo mientras nada
pone la gallina a rallas los huevos bajo la valla
y la gallina a lunares, pone los huevos a pares
la gallinita Tomasa pone huevos en la salsa...
la gallina Marcelina los pone en la cocina
.....


miércoles, 10 de febrero de 2021

El Búho Bu y las estrellas

Cuento para contar con dos cuadrados de papel negro y un rotulador dorado, con los que se pliegan los búhos. Se pueden usar, también, dos cartulinas negras para hacer el fondo, en una se habrá dibujado con el rotulador dorado estrellas, y en la otra no. 

-Maestro – preguntó Tarutis, quiero plegar un búho y solo tengo una cuartilla negra, ¿qué hago?

—Está claro Tarutis, haz un búho negro.

—¿Hay búhos negros?

—Que yo sepa ninguno, pero estamos en el país en que todo es posible ¿por qué no entonces  búhos negros?

Así nació Bu. Lo hizo Tarutis, con una cuartilla negra, el hijo de la señora Patata  

Para dar a Bu un aspecto más sibilino, Tarutis minucioso y hábil lo dotó de pupilas doradas.

El Búho Bu era un ave rapaz tan eficaz y certera durante la noche como de día eran el Águila o el Halcón Peregrino. Sólo que el Búho Bu no caía sobre sus víctimas, desde el cielo, a la manera de un proyectil, sino con la suavidad de un péndulo silencioso, que al paso del ras del suelo engarfiaba la presa con matemática precisión

Don Papiro consultó lo que decían las Crónicas de Galandar sobre la palabra Búho y su pariente, la lechuza, y así pudo decir a sus alumnos que los más distinguidos representantes de la familia eran el Búho Real, de enorme envergadura e impresionante estampa, y el Gran Búho Nival, adaptado al durísimo clima de la Tundra y el Ártico. 

Que los más pequeños son el Búho Chico y el Mochuelo. El primero con orejuelas de pico, el segundo más vivaz y menos sigiloso que sus parientes mayores. Se refirió así mismo a las lechuzas citando una tal Matí, Coruja sabia de la Caldera, en la Isla de los Pinos Verdes, de la que había oído relatos y que al parecer usaba con frecuencia unos espejuelos sin cristales. 

Explicó que el Búho sugería la idea del misterio, la silente amenaza, el acecho impasible. Terminó aludiendo al significado simbólico de la Lechuza que en el sistema jeroglífico de los egipcios, una antigua muestra cultura del Mundo Conocido, se identificaban con las ideas de la muerte del frío y de la noche. También con el  reino del Sol difunto, cuando el Astro Rey atraviesa en Mar de las Tinieblas, más peligroso que nuestro perplejo Mar de las Dudas.

La vida de Bu transcurría igual que la de otras muchas papirolas del aula de don Papiro. Hasta que un día se quejó:

—Tarutis me hizo negro: ¿por qué me hizo negro?, tan negro que a veces me he quedado sin comer.

—¡Vamos Bu exageras!, ¿qué tiene que ver el negro con la comida?

—Pues tiene que ver, profesor. ¿Usted ha visto los que son las noches sin luna en Galandar? ¿ha visto el desparramadero de estrellas? Pues cuando la luna está ausente, todos saben dónde estoy. Anoche, sin ir más lejos, una bola de papel de vaso que me disponía a cenar, le dijo a una bolita de papel de cebolla que me hubiera servido de postre: ¿ves esa silueta negra que se destaca en el fondo de “tantísimas luminarias”? es el Búho Bu. Nos observa creyendo que no lo vemos, pero es él, el muy descarado.

—Entonces la Bolita le dijo a la Bola, ¿qué hacemos Bola? y la bola le contestó: aprovechar esta ráfaga de aire y ponernos a salvo. Así que la bola de papel de vaso y la bolita de papel cebolla impulsados por la ráfaga de viento rodaron sobre el suelo y se ocultaron entre unas zarzas. Ve usted don Papiro? Anoche ayuné, ¿comprende?

—Si hijo mío, comprendo. Pidamos consejo a Quintín Kalahor y veamos que se puede hacer.

El mago de los globos oyó al viejo profesor y a la descontenta papirola y dijo:

—Hay una solución Búho Bu, salpicarte de estrellas ¿es eso lo que quieres? ¿no has pensado que ocurrirá cuando las nubes no dejen ver las pecas del cielo?  

—Yo quiero confundirme con el manto de los infinitos puntos de luz, Mago Quintín.

—Bien si así lo quieres, sea

Al instante la piel negra de papel del Búho Bu se lleno de salpullidos amarillos.

—¿Satisfecho?

—Si, gracias mil señor de Kalahor.

El mago Quintín no estaba acostumbrado a ser llamado señor de Kalahor e hizo un gesto de sorpresa. Luego se acomodó en la barquilla de su globo y desapareció en el espacio.

Cuando en los cielos azabaches de Galandar se producía el desparramo de luceros, la presencia inmóvil del Búho Bu pasaba inadvertida. Sin embargo, no siempre sirvió para bien al Búho Bu sus lentejuelas doradas, en las otras noches, sin estrellas. La Bola decía a la Bolita: — ¿Ves las chispas de oro en forma de búho que están en lo alto de la rama? es Bu; así que vayámonos Bolita, a escondernos en el zarzal.

 

Cuentos de Papirolas de Luis Sánchez Brito

 

lunes, 8 de febrero de 2021

Marta la glotona

 Érase una vez una niña de 5 años que se llamaba Marta. Un día la madre le dijo que fuera a recoger fresas y le dio un pañuelo cuadrado, grande y bonito y le comentó:


— Cógelo de las esquinas y lo pliegas por el centro, de esta manera podrás meter dentro la fruta y así las fresas llegarán a casa sin estropearse.

La niña se fue al huerto y empezó a comer fresas, tantas y tantas se comió que al final le quedaron muy poquitas para llevarse.

Entonces pensó «si pliego otra vez el pañuelo, haré una cestita pequeña y no se notará tanto que llevo poca fruta en ella» 

Por el camino se encontró a una amiga y, juntas terminaron de comerse las pocas fresas que llevaban.

Cuando llegó a su casa su mamá le preguntó:

—¿Pero dónde están las fresas?

Marta le dijo, moviendo las esquinas, —¡Mira, se las ha comido el pañuelo!


A su mamá no le hizo ninguna gracia la travesura y la mandó a la cama sin cenar.

La pequeña pensó y pensó de qué manera podría conseguir que la perdonara. 

Cogió, entones el pañuelo, lo plegó en cuatro hasta formar un cuadrado pequeñito,  sobre el ángulo de unión superior recortó una uve profunda y después dio otros dos cortes laterales para obtener una fresa.





Por la mañana le enseñó a su mamá lo que había hecho, creyendo que se pondría muy contenta. 

-¡Mamá, mamá, mira te he hecho una fresa bien grande!
Pero la mamá se puso aun más enfadada y le gritó: 
—¿Qué has hecho? Me has roto un bonito pañuelo, lo siento mucho pero te has ganado cuatro azotes, en el culete, que te harán ver las estrellas.

 Y si abres el pañuelo aquí verás las cuatro estrellas.


Cuento que me regaló una maestra italiana del MCE.

 



viernes, 5 de febrero de 2021

"Los pollitos mi compadre"

 Cuento para contar con los pies 

Sentados/as en círculo en el suelo; con los pies juntos por las plantas.

Una persona, en el centro, al hilo de la canción y en cada palabra va tocando o pellizcando los pies de los/las demás por orden, mientras canta:

Pollito de origami


Los pollitos  mi compadre            saltaron por los corrales

les picaron las abejas

corre, corre, señora coneja.





El pie en el que termina la canción debe desaparecer de la vista de los demás. Si no está bien escondido los demás lo pueden pellizcar (le pican). 

Se repite hasta estar todos los pies escondidos.
Cuando no hay ninguno pie a la vista pregunta con tono apenado: 

-¿Dónde están los pollitos?

- Se han ido- responden tod@s

- Vamos a echarles de comer a ver si vuelven; vamos a echarle ....

Quien quiere va diciendo comidas, y a continuación todos/as dicen: 

-¡Pitas, pitas, pitas! 

Si no es una comida apropiada todos dicen: 

-¡No vienen!"

Cuando alguien dice, maíz, trigo o granos, todos/as sacan los pies y patalean, diciendo: 

-¡Aquí están, aquí están!

Aportación de Mariquina (MCEP de Sevilla).

martes, 2 de febrero de 2021

LA VACA Y EL TORO

 Cuento participativo para realizar contado con los pies

(Se sientan todos en el suelo con las piernas encogidas, el pie derecho es la vaca y el izquierdo el toro, conforme se hace el dialogo los pies toman vida y se mueven)

 

-¡Vaca!

-¡Toro! (las piernas se estiran al nombrarlos)

(Siempre habla el contrario, si no se especifica se turnan cada vez uno)

-¡Hola Vaca!

-¡Hola Toro!

-Dame un besito (se tocan las puntas)

-¡Mua, Mua!

-Vaca ¿nos damos un paseo?

-¡Vale Toro!   (caminan)

-Vamos a correr (trotan)

-¡Uf, que cansancio!

 (Un zumbido se escucha)

 ZZZZZZZZZZZZ

-¡Ay, Ay me ha picado una avispa!

-Ven, vaca, yo te mezo (se sube encima del otro pie)

-EA, EA

-¿Damos otro paseo, Toro?

-¡Vale!

-¿Saltamos el río? (con los pies juntos)

-Ahora tu primero, Vaca.

-Ven tú ahora, Toro.

-Me tengo que ir ¡adiós, Toro, adiós!

-Un besito (se tocan las puntas)

-¡Mua, Mua!

-Adiós Vaca ¡hasta mañana!

-¡Hasta mañana Toro!

 

(El cuento se puede alargar todo lo que queramos)

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