domingo, 20 de octubre de 2024

EL RECOLECTOR DE PLANTAS Teresa F

 
 





En sinfonía de verdes
mis ojos afiebrados,
otean el paisaje
sin mirar,
y descubro,
entre espacios,
inexplorados,
aromas nuevos.
 
Registro lo evidente
mientras domino estremecido
la sorpresa.
¿Qué sorpresa?
 
El vuelo de una fugaz mariposa
parece esconder la magia
de un indescriptible presagio.
 
El silencio, a mí alrededor
se rompe con el latir doloroso
de mis sienes,
el aullido de un pájaro
y el atormentado crujir
de mis libélulas.
 
 
Entre el hule,
un brillo extraño
acapara el fragor
de mis cansadas retinas.
 
Mi mano inquieta
y a la vez pequeña y decidida
determina el impreciso gesto,
de relegar unas hojas,
hasta  llegar
donde mi frágil instinto
me señala.
 
Una minúscula florecilla
azulada,
centellea valiente
al rocío incipiente de la mañana.
Sus tiernos pétalos
parecen lágrimas
calientes de la amanecida.
 
Mi corazón necesitado
parpadea,
con un clamor tan intenso,
que somete
mi cerebro,
aún joven de esperanzas,
a una respiración entrecortada.
 
No quiero entusiasmarme.
 
Es tan fácil el vanidoso error
de un paso en falso,
por una alucinación
      inesperada.
 
En mi morral
esperan angustiados
fragmentos prensados
de verde.
 
Tal vez, un día,  
aparezca mi nombre
en el letrero gris
del Jardín Botánico
en el futuro incierto
del breve vergel
que conforma
mi vida.

__________________

 

viernes, 11 de octubre de 2024

NO DUDARÉ EN DEFENDERME

.


 Se fue padre.

Se fue de madrugada, silencioso, como siempre, pensando que yo no lo escuchaba, que no percibía los crujidos de sus pasos por la casa, recorriendo el pasillo profundo, que separó siempre nuestras alcobas.

Se fue calladamente, como si así hiciera menos daño, como si en cada ausencia no se llevara un fragmento de cada uno de nosotros.

¿Cree acaso que no notamos cuando comienza los preparativos? ¿Qué estamos ciegos ante la ligereza de sus gestos, sordos a los cuchicheos de los criados, los movimientos en las caballerizas o el piafar de su yegua favorita, que presiente alegre el fragor de futuras batallas?.

Cómo puede ser tan ingenuo, tan irresponsable, tan insensible, tan insensato.

 Se fue padre.

¿No sabe acaso que deja a madre en una profunda tristeza? Que, ante su ausencia, acompasa su respiración cotidiana al ritmo del telar y nos despierta en las noches insomnes con su monótono zis zas perpetuo.

Ni siquiera las doncellas se atreven a reírse y transitamos los días como almas en pena, vagando por corredores soñolientos, penando entre páginas de la enorme biblioteca, desordenando el cuarto de juegos, bajando y subiendo escaleras  para intentar otear desde las almenas… Vigilando emocionados el horizonte, por si vuelve, por si un día vuelve o si alguien, acaso, regresa con sus nuevas.

Se fue padre.

Apenas las cinco de la mañana. El cielo en lontananza, comienza a poblarse de azulrojos y a escondidas de la nodriza, descalza y en camisa, me aproximo a la alcoba de madre, queriendo asirme de su mano. Esa blanca mano que nadie acogerá en mucho tiempo. Pretendiendo acunarla en mis torpes catorce años, con la cabeza, aun, inundada de imágenes relatadas, en noches frente al fuego, de aquellas aventuras que padre nos traía de sus guerras inútiles pobladas de cadáveres sangrientos.

Maldigo no haber nacido varón para impedirle el paso, para obligarle a que me llevara con él, a donde fuera, poder enarbolar con orgullo su estandarte y huir así del silencio de las estancias en los próximos días, meses y, puede, que hasta años.

Quisiera suprimir el color ceniciento del castillo, siempre a media luz, y, las tardes odiosas bordando sábanas inútiles que nunca conocerán el amor verdadero.

Se fue padre.

No recibiremos nada más que migajas de palabras devanando contiendas, inútiles misivas, relatando pasajes que, por sabidos, no resultaran más esperanzadores. Al final de cada carta un liviano epitafio. Apenas tres palabras para dedicarnos un: “te quiero”, dulce, un “os amo a todos”. Ternura para su bella esposa, besos y abrazos para sus pequeños hijos, su futuro.

¿Amor sincero?

¡Se puede ser más rastrero!

¡Cobarde!, ¡cobarde!, ¡cobarde!

 

Se fue padre.

Por qué te ausentas si dejas en tu casa las puertas abiertas a la desgracia, a nuestra tristeza infinita, al acoso que, los que se dicen nuestros guardianes hacen a madre, a las miradas libidinosas que me persiguen por los pasillos, los roces inoportunos de los escasos varones que, por vejez, no fueron a la batalla, que aterran y soliviantan mi juventud inocente.

¡Olvídate canalla, de conquistar el mundo y regresa antes que sea demasiado tarde! Antes que tu señora ceda ante tanto despropósito, antes que me vea mancillada por un vulgar  lacayo, antes que tus hijos pequeños se asalvajen entre las patas indomables de los caballos de tus cuadras y la dejadez de las nodrizas.

Se fue padre.

Cuánto tiempo tenemos que llorarte después de cuatro meses sin una sola carta.

¿No hay nadie al otro lado del muro?, dinos, ¿no hay nadie?

Tendré que cortarme los cabellos, robar la vestimenta de uno de tus pajes, y escapar en mi alazán a recorrer el mundo, a buscarte. Ser, por fin, el varón que quisiste tener, el que soñaste levantar en tus brazos y nombrarlo tu príncipe heredero.

Yo también anhelo tus sueños, deseo luchar contra Polifemo, encontrar la fuente de la eterna juventud, surcar en un barco océanos de admiración y aventura, enamorarme de un tierno efebo que me haga estremecer en sus brazos.

Quiero ser otra, no quiero seguir pudriéndome aquí en este bando donde nos has dejado, sin preguntarnos, sin poder defendernos de este futuro incierto, imperfecto, duradero, absurdo.

 Se fue padre.

Nunca más seré la niña delicada, no querré escuchar tus poemas ni tus cartas, no ansío abrir esas delicadas sedas con las que regresas de tus viajes protegiendo valiosos presentes. Dejé de ser tu princesa para comprender, demasiado pronto, hasta donde llega el egoísmo de los hombres. No quiero un varón que me salve de mi presente ni dirija, en su arrogancia, mi futuro.

Regreses cuando regreses, llegarás tarde. Tu hija volará enjalbegada, cubierta de tules y dorados, con el corazón roto por todo lo vivido, por tener que hacerme mayor antes de tiempo, por ver morir a madre lentamente de tristeza enterrada cada día en devanar  madejas inútiles de futuro.

No me busques padre, no me busques. Seré el arquero más ágil de tus ejércitos, el soldado más valiente, el más rápido. Si hay que ir a la guerra iremos todos, o no fue ese el juego que nos enseñaste desde nuestra más tierna infancia. No hubo otras historias que las conquistas, que el descubrir nuevos mundos para hacerlos propios.  Nos hiciste palpitar con tus grandes relatos…

Llegar siempre más lejos, más alto.

Allí nos encontraremos, padre… en la batalla,

No dudaré en defenderme.     

                                                                               Teresa Flores

PEDRO MELENAS

 Extraído del libro   PEDRO MELENAS de Heinr, Hoffmann.


 Por no cortarse las uñas 

le crecieron diez pezuñas,

y hace más de un año entero

que no ha vuelto al peluquero.

¡Qué vergüenza! ¡Qué horroroso!

¡Qué niño más cochambroso!

martes, 8 de octubre de 2024

CUENTOS CON MANOS Y PIES

 

LA VACA Y EL TORO

Vaca dibujada por Nico Flores

        

Cuento dialogado para pies, destinado a criaturas pequeñas

 

(Se cuenta el cuento sentados todos en el suelo con las piernas encogidas, el pie derecho es la vaca y el izquierdo el toro, conforme se hace el dialogo los pies toman vida y se mueven)

 

-¡Vaca!

-¡Toro! (las piernas se estiran al nombrarlos)

(Siempre habla el contrario, si no se especifica se turnan cada vez uno)

-¡Hola vaca!

-¡Hola Toro!

-Dame un besito (se tocan las puntas)

-¡Mua, Mua!

-Vaca ¿nos damos un paseo?

-¡Vale Toro!   (caminan)

-Vamos a correr (trotan)

-¡Uf, que cansancio!

 

(Un zumbido se escucha)

 

ZZZZZZZZZZZZ

 

-¡Ay, Ay me ha picado una avispa!

-Ven, vaca, yo te mezo (se sube encima del otro pie)

-EA, EA

-¿Damos otro paseo, Toro?

-¡Vale!

-¿Saltamos el río? (con los pies juntos)

-Ahora tu primero, Vaca.

-Ven tú ahora, Toro.

-Me tengo que ir ¡adiós, Toro, adiós!

-Un besito (se tocan las puntas)

-¡Mua, Mua!

-Adiós Vaca ¡hasta mañana!

-¡Hasta mañana Toro!

 

(El cuento se puede alargar todo lo que queramos)

 

viernes, 4 de octubre de 2024

Las Matrioskas

  

Para la edición en papel podéis encontrarlo por internet

 Este es un cuento muy bonito para contarlo con ayuda de las muñecas rusas.

Hace mucho, mucho tiempo, un carpintero salió de su cabaña y recorrió lentamente el camino hacía el bosque, en busca de un buen tronco para tallar. En un claro del bosque, el viejo carpintero vio un tronco tan hermoso como nunca antes había visto. Lo cogió y lo llevó a casa. Era un hermoso tronco, con el que, sin duda, debía fabricar algo muy especial. Durante varios días, no supo qué hacer. Finalmente una mañana, despertó y decidió hacer una muñeca. Puso el tronco sobre la mesa de trabajo y empezó a tallarla suave y delicadamente. Cuando la terminó, le gustó tanto, que decidió no ponerla en venta y la colocó en su mesilla de noche. Le puso por nombre Matrioska. Cada mañana, el carpintero se levantaba y la saludaba cortésmente, antes de iniciar sus tareas: 


—Buenos días, Matrioska.

Un día tras otro repetía la misma expresión, hasta que una mañana, un tenue susurro le respondió: 

—Buenos días.

El carpintero quedó tremendamente impresionado y repitió:

—Buenos días, Matrioska...
—Buenos días —le contestó la muñeca, con un hilo de voz.

Asombrado, se acercó a la muñeca para comprobar que era ella quien hablaba y no sus viejos oídos que le jugaban una mala pasada. Desde aquel día, vivió acompañado por la pequeña Matrioska, que era un pozo de palabras y risas, y le distraía y alegraba en su trabajo diario. Una mañana, Matrioska despertó muy triste. Tras mucho rogarle, un poco avergonzada, ella le explicó que cada día veía por la ventana los pájaros con sus crías, los osos con sus oseznos, y hasta las orugas que se enganchaban unas a otras formando una gran fila familiar.


—Incluso tú —apuntó Matrioska— me tienes a mí, pues bien, yo también querría tener una hija. 

—Pero entonces —respondió el carpintero— tendría que abrirte y sacar la madera de tu interior para hacerte una hija y eso sería doloroso y nada fácil. 

—Ya sabes que en la vida las cosas importantes siempre suponen pequeños sacrificios —respondió la dulce Matrioska. 

Y así fue como el carpintero abrió a Matrioska y extrajo cuidadosamente la madera de su interior, para hacer una muñeca un poco más pequeña, a la que llamó Trioska. Desde aquel día, cada mañana, al levantarse, saludaba: 

—Buenos días, Matrioska; buenos días, Trioska.

—Buenos días, buenos días —respondían ellas al unísono. Ocurrió que también Trioska sintió la necesidad de ser madre. De modo que el viejo carpintero extrajo la madera de su interior y fabricó una muñeca, aun más pequeña, a la que puso por nombre Oska. Al cabo de un tiempo, también Oska quería tener su propia hija, pero al abrirla, se dio cuenta de que sólo quedaba un mínimo pedazo de madera, tan blanca como el primer día, pero del tamaño de un garbanzo. Sólo una muñeca más podría fabricarse. Entonces el carpintero, temeroso de no poder cumplir el deseo de la pequeña muñequita y de que ésta se sintiera triste toda su vida, le dibujó unos enormes bigotes y lo puso ante el espejo diciéndole: 

—Mira, Ka,... tú tienes bigotes. Eres un hombre, o sea que no podrás tener un hijo o una hija de dentro de ti. Y así es como Ka, Oska, Trioska, Matrioska y el carpintero siguieron viviendo felices el resto de sus días.

TINTA, DIMITADOR

martes, 1 de octubre de 2024

EL LOBO LLAMA A LA PUERTA

¿Hasta qué punto está el lobo dispuesto a cambiar para poder comerse a los siete  cabritillos?

Esta es otra original versión de esta conocida historia infantil. 

Sorprendente aventura y sorprendente historia de Nono Granero que nos divierte a la vez que nos muestra que el futuro puede ser incierto y a la vez tierno. 

La historia nos atrapa como un imán y nos muestra como pueden llegar a cambiar las personas.

NONO GRANERO, es un gran escritor e ilustrador de cuentos que tiene en su haber una inmensa bibliografía.  https://www.todostuslibros.com/autor/granero-nono

También podéis seguirlo en su blog https://nonogranero.blogspot.com/  

Tuve la suerte de conocerlo en Guadalajara, durante la celebración  de el popular Maratón de cuentos, que se celebra cada mes de junio desde hace ya más de 28 años. En ese evento Nono presentó una original exposición titulada Cartografía del cuento popular,  que recopiló en el libro que os muestro a continuación.  

Para que lo conozcáis un poquito más os traigo estas palabras extraídas de como se presenta en su blog.  

Narrador, Titiritero -entre otras ocupaciones-, fundamentalmente me gusta hacer aparecer cosas a partir de otras que no tenían nada que ver: De gestos y palabras, salen historias y cuentos; De pedazos de carbón y manchas de pintura, personajes y mundos; De retales y trozos de corcho y espuma, escenas y acciones; Y de la curiosidad enorme, una manera de ver.

  Y para terminar, os presento otro de mis cuentos preferidos con los que he jugado y reído, al contarlo, en más de una clase. La presentación y sus posibilidades de explotación las podéis encontrar en mi blog; 




NO DEJEIS DE CONOCERLO 

lunes, 30 de septiembre de 2024

Labrador de sueños


 

La mirada afrutada de aquel niño se extendió por encima de los controvertidos picachos. El polvo del amanecer cuajaba de esencias el azul momento y la risa de los que se acercaban rompió en crueles fragmentos el plateado instante.

Sonaron los limoneros a sinfonía de cuerdas, y  vincas y  jaramagos iniciaron una tormenta de palabras. El campo hablaba. Mientras,  un labrador de sueños enjaretaba en surcos fragmentos de cristal, y en el agua del estanque se estremecía gozosa la espuma de azahar de los mandarinos.

Era un encarado edén, salvaje, primitivo, lastimado por sendas quejumbrosas que rogaban un poco de respeto. Ante aquel algarrobo deprimido, inocentemente centenario, cobijamos nuestra mutua soledad y los lamentos metalizados del ángelus que nos llegaban del cercano horizonte asfixiaron nuestros oídos.

El tiempo atenazaba acometidas de contrastes.

En la sinfonía de aromas esparcidas por el valle, se asomaba el odio cotidiano de la fruta asesinada. Sobre la hierba llorosa alas de mariposas esparcían sus estériles semillas de desdén.  

La sonrisa de cascabel del muchacho volvió a perfumar el momento. ¿Cómo esperar, en el espacio indecente que lo abruma, que lo que le quede por vivir, en su inocencia adulta, sea menos infructuosamente bello que lo ya gastado?  


Teresa Flores