domingo, 10 de marzo de 2013

Caperucita Colorada

Este cuento que os traigo lo escribí después de escuchar a un Cuentacuentos relatarlo en una de las Semanas de la Oralidad. Me hicieron falta muchas semanas para encontrar las palabras que van bien con el texto. Aparece en el libro CUENTOS QUE CABEN EN UN BOLSILLO, pero tengo que reconocer que cada vez que lo cuento le añado vocablos nuevos haciendo que cada vez resulte diferente.
Estoy segura de que lo mismo os ocurrirá a vosotros.

Uno de los trabajos manuales que anima la exposición

En Cuenca contaba Caperucita con una capa con capucha colorada que su comadre Carmela le cosió con cuatro cortes de crochet. Se la colocaba en la cabeza y correteaba contenta por la campiña.
Carmela cogió a Caperucita y le contó: corre a casa la camarada Catalina con el capazo y la comanda; un kilo de queso de cabra  coruñés, cuatro cocos, un cucurucho  de castañas caramelizadas, un cuartillo de comino, un cuenco de café, consomé, coca cola, catorce caramelos y quince comprimidos de cafiaspirina para la congestión ya que convalece de un resfriado. Más querida cuidado con el cruento carnívoro Katangués que querrá comerte.
Convencida Caperucita con la canasta en el codo y el carro de la compra caminaba contenta cuesta a cuesta, cogía capullitos carmesíes, campanillas, clavelinas coloradas, caléndulas y crisantemos. Cortaba caquis y kiwis, cantaban los cuclillos, los canarios y los colorines, crujían las curianas en las cuevas, correteaban las cucarachas y las carcomas en sus cavernas, comían cañas los koalas y conejos las cabras.
Cuando el carnívoro cayó contra la criatura, cauteloso y cariñoso, con concupiscencia, la cameló, la cuestionó y conocido lo que quería corrió a casa la camarada Catalina.
¡Catacrás! de un castañazo se cargó la cadena, el candado y la cancela, la camarada compungida y colapsada cayó conmocionada quebrándose el cuello contra la calle, el katangués se la comió ¡qué cabrito!
 Cumpliendo su cometido se compuso, se colocó el corsé de Catalina, el corpiño, el canesú, el kimono, la cofia, la capa, los calcetines y el calzado de casa y se cubrió en la cama la cara con la colcha.
Cuando Caperucita compareció en la cabaña a las quince y cuarto contempló la cancela y comentó: ¡canastos cuánto kaos!
El carnívoro la convidó a la colcha de la cama y la convenció: querida cantemos en karaoke una canción de Camela o me cuentas el cuento de los cuarenta cabritillas y el coyote Camilo.
Cautelosa Caperucita se colocó, la contempló y le comentó:
-¡Camarada cuántos cuernos caen de tu cogote!
-Creo que cuento con quince- contestó el carnívoro
-¡Camarada qué cara tan colorada comportas!
-Claro querida, el calor canicular de la candela.
-¡Camarada Catalina qué cola tan kilométrica cae de tu culo!
-Calla Caperucita qué cargante me caes caprichosa.
-¡Catalina con qué colmillos tan cariados cuentas!
-Caperucita qué cotilla y curiosona.  
Y cabreado cayó contra la criatura y de cuatro colmillazos se la comió completa y sin catarla.
Cuando el cazador de la comarca Camilo Cortés compareció con la canana completa, el cuchillo carnicero, la kalamikof cargada y su catana, contempló la casa sin clientes.
Y colorín colorado, el cuento de la Caperucita Colorada, la Camarada Catalina y la comadre Carmela ha capitulado…..
 
                                               






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