sábado, 22 de febrero de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
El lobo calumniado
Los juicios
justos, justos y el derecho de los acusados a ser escuchados.
El bosque era mi hogar. Yo
vivía allí y lo cuidaba, intentando mantenerlo limpio y arreglado.
Entonces una mañana soleada,
mientras yo estaba recogiendo basura dejada por algún excursionista, oí unos
pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi una muchacha más bien fea que venía
por el camino con un cesto. La niña me pareció sospechosa por la forma tan
curiosa en que iba vestida, todo de rojo y con la cabeza cubierta por una
capucha, como si no quisiera que nadie supiese quién era. Naturalmente, la
detuve para averiguar algo. Le pregunté quién era, adónde iba, de dónde venía y
todo eso. Me contó, cantando y bailando, una historia sobre su abuela, a la
que, según dijo, iba a ver con un cesto de comida. En principio parecía una
persona honrada, pero estaba en mi bosque y la verdad es que tenía un aspecto
sospechoso con su extraño atuendo; así que decidí enseñarle lo serio que es
cruzar el bosque haciendo cabriolas, disfrazada y sin avisar previamente.
Dejé a la niña seguir su camino, pero yo
corrí a casa de la abuela. Cuando le expliqué mi problema, la buena señora
convino en que su nieta necesitaba una lección. Estuvo de acuerdo en esconderse
hasta que yo la llamase, y se metió debajo de la cama. Cuando la niña llegó, la
invité a pasar al dormitorio, donde yo estaba acostado y vestido como la
abuela. Ella entró, toda sonrosada, y dijo algo desagradable sobre mis grandes
orejas. Como ya me han insultado otras veces así, lo tomé lo mejor que puede, y
le dije que mis grandes orejas me ayudaban a oír mejor. Lo que quería decirle
es que la apreciaba y quería prestar mucha atención a lo que estaba diciendo;
pero a continuación me dirige otra burla sobre mis ojos saltones. Pueden
hacerse una idea de cómo estaba empezando a ponerme la niñita, en apariencia
tan educadita paro luego tan desagradable. De todas formas seguí con mi
política de poner la otra mejilla y le dije que mis grandes ojos servían para
verla mejor. Pero su siguiente insulto de verdad que me llegó al alma. Ya saben
el problema que tengo con mis dientes salidos; bueno, pues la niña me soltó una
broma muy insultante sobre ellos. Sé que debería haberme controlado, pero lo
cierto es que salté de la cama y le gruñí diciendo que mis dientes me servirían
para comerla mejor.
Bueno, hablando en serio, todo el mundo
sabe que ningún lobo se comería jamás a ninguna niñita, pero la muy estúpida se
puso a correr por toda la casa chillando, y yo detrás para tranquilizarla. Me
había quitado ya las ropas de la abuela, pero esto sólo empeoró las cosas. Y de
pronto la puerta se derrumbó con estrépito y apareció un enorme leñador con su
hacha. Le miré y me di cuenta de que me había metido en un buen lío, de forma
que salté por la ventana que estaba abierta. Ojala la cosa hubiera terminado así.
Pero la
tiparraca de la abuela nunca contó la otra versión de la historia, y enseguida
se corrió la voz de que soy un tipo malo y agresivo. Todos empezaron a
evitarme. No sé qué habrá sido de la niñita con su estrambótica caperuza roja,
lo que sí sé es que yo no he vuelto a vivir feliz después de encontrarme con
ella.
Lief
Fearn.
http://www.amnistiacatalunya.org/edu/2/jj/jud-caperucita.html
miércoles, 12 de febrero de 2014
CAPERUCITA ROMBOIDE
¡Niña!
Si mamá.
Pon tu caperuza,
acércate
a la cocina,
coge
una cestita de mimbre,
mete un
tarro pequeño de miel,
pon
también una torta que he hecho
y
llévaselas a tu abuela que está enferma.
Pero
ten mucho cuidado al ir por el bosque.
Si
encuentras al lobo no te detengas a contarle nada.
Caperucita
roja se viste muy contenta y se va.
Se para a recoger flores por el camino
y a
comer riquísimas fresas y moras.
Los
leñadores talan ya los árboles.
De
repente surge un animal.
Sus dientes
son blancos.
Sus
ojos brillan
¡El
lobo!
¿Pero?
¿qué
pasa?
La niña
ríe.
Le
habla al lobo.
No es
nada prudente.
Incluso
le pregunta quién es.
El
bicho se hace el lobo bueno.
Los dos charlan al lado del camino.
|
¿Dónde
vas Caperucita Roja? le dice el lobo.
A casa de
mi abuela a llevarle riquísima miel.
¿Dónde
vive tu abuela, niña? Pregunta el gran animal.
En las afueras del pueblo, cerca del bosque.
Entonces
vamos juntos, le dice el lobo.
Yo caminaré
por el atajo de aquí,
tu acércate
por el de allá.
¿A ver
quién gana ahora?
¿Estás de
acuerdo niña?
Me parece
bien
¡En
marcha!
¡Vamos!
Ya
¡A
correr!
El lobo veloz
Y la niña pasea.
El lobo
llega al pueblo
Se come
rápido a la abuela.
Y se
acuesta después en su cama.
Se ha
vestido con el gorrito de encaje.
La niña
llega más tarde a la casa pequeña.
Llama a
la puerta, y el lobo le responde susurrando:
-Pequeña
tira del pestillo y la puerta se abrirá.
Caperucita
Roja entra sin miedo en la casa
Y dice:
¡Qué brazos tan grandes tienes!
Niña, ¡Son para abrazarte mejor!
¡Qué
dientes tan grandes tienes!
Para comerte mejor niña
El animalazo salta
Pobre pequeña
¡Socorro!
Traducción y adaptación a
partir del cuento de “Le petit Chaperon Rouge” del libro “LES CONTES DU MIROIR”
de Jak Rivais.
miércoles, 5 de febrero de 2014
Caperucita en el cine
Estas son las palabras de Loli maestra de una de las escuelas por las que pasó la exposición:
Hola Teresa, aquí te envío un pequeño montaje que realizamos con el cuento de Caperucita. Les comentamos en una reunión de madres y padres que teníamos la exposición de Caperucita y ellas se ofrecieron para realizar el cuento.
Primero lo representaron para los niños de Infantil, seguidamente a los de primaria y todos quedaron entusiasmados.
Gracias por compartir con nosotras el material de Caperucita, sin ello, quizás no nos hubiésemos planteado realizar ésta experiencia tan enriquecedora.
Un saludo.
Loli.
Hola Teresa, aquí te envío un pequeño montaje que realizamos con el cuento de Caperucita. Les comentamos en una reunión de madres y padres que teníamos la exposición de Caperucita y ellas se ofrecieron para realizar el cuento.
Primero lo representaron para los niños de Infantil, seguidamente a los de primaria y todos quedaron entusiasmados.
Gracias por compartir con nosotras el material de Caperucita, sin ello, quizás no nos hubiésemos planteado realizar ésta experiencia tan enriquecedora.
Un saludo.
Loli.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)