Dibujo de Marta Flores |
Tal y como consta en acta, residía en nuestra ciudad una menor de edad, que, debido al uso habitual de un sombrero rojo típico del lugar por derecho consuetudinario, se hacía llamar Caperucita roja.
Con anterioridad a la puesta en marcha de la afectada, ésta fue asesorada por su madre con la estricta prohibición del abandono de los senderos del bosque del distrito local.
El desacato de tal prohibición convirtió su acto en punible, y por la trasgresión del delito derivado del anterior, consistente en el derecho a recoger flores, fue a dar con un indocumentado lobo indigente y sin permiso de residencia.
En ilegal usurpación de las funciones estrictamente públicas, reclamó el mencionado delincuente, la inspección de los bienes de consumo contenidos en la cesta de la parte delictiva primera, y con hostiles intenciones, se aseguró de la disposición de la parte delictiva primera a dirigirse sin tardanza a casa de su abuela, pariente
consanguíneo de la afectada.
Fue la escasez de víveres en el sector alimentario, que, de facto, situaba a la parte lobuna en delicada situación, la que le instó a tomar la determinación, previa presentación de documentación falsificada, de personarse en la vivienda de la pariente consanguínea de la parte primera.
La abuela, parte tercera, a la que conforme a derecho, le había sido concedida una baja por enfermedad ocular, no consiguiendo constatar las pretensiones asesinas del lobo, parte segunda del caso que nos ocupa, dejó a éste llevar a término el famélico hurto, punible por deglución de la encamada parte.
La personación posterior de caperucita en la vivienda, hizo que le parte lobuna falsificara su identidad por simulación de la engullida abuela, manifestando progresivamente contundentes pruebas de la presunta deglución de la primera afectada, hasta engullir a la segunda parte.
El guardabosques de turno, que en el momento del evento percibió sospechosos ronquidos ruidosos, pudo constatar que la fuente agresora provenía de las fauces del lobo.
El diligente señor dirigió de inmediato un parte de denuncia de presunto asesinato a la autoridad competente más cercana, que fue recogida en sumario.
Seguidamente asestó un tiro de bala al lobo, que falleció a causa del mencionado impacto.
El estado erguido del impactado despertó en el autor del disparo la sospecha de que el cadáver contenía personas en su interior. En base a la referida suposición abrió mediante cuchillo el cuerpo fallecido para someterlo a examen ordinario, momento en que salieron expulsadas la abuela y Caperucita, aún con hálitos vitales.
Se procedió entonces a una desesperanzada reanimación, que fue haciendo crecer en ambas partes una fuerza vital no prevista en la normativa vigente.
El suceso fue registrado en protocolo por los hermanos Grimm.
(Thaddäus Troll, citado en el Süddeutsche
Zeitung, v. 18/19.5 1974)
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Checha, 8 de agosto de 2013
http://relatosparaaburridos-checha.blogspot.com.es/2013/08/homo-homini-lupus-y-caperucita-en.html
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Checha, 8 de agosto de 2013
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