CORAZÓN DE FRAMBUESA
Chocolate blanco y frambuesa, ganaché a la
frambuesa.
Corazón rosado henchido de crema cursi, al aroma
liviano de bayas rojas.
Recuerdos de verano en un fresco bosque de la Alpujarra.
Ingenuidad que se pierde, primer beso, primer verso,
carta que nunca llegó.
Demasiado rosa, demasiado presuntuoso, demasiado
falso, demasiado dulce.
Decepción.
MOSAICO DE
HOJAS
Praliné crujiente de hojas despedazas.
Atrae, sin llegar a subyugar, se paladea.
Tardes de merienda de infancia. Dedos que se lamen
con golosería. Más, solicitamos más, ante un adulto que nos niega el placer, por
avaricia o por carencia.
Envidia, risas, juegos de pandilla, familia.
Fragmento de tronco achocolatado con crocantes
briznas de avellana o almendra.
Inocencia.
FLORANGER
Ganaché al chocolate negro, sabor flor de azahar.
Sorpresa de chocolate. Cajita mágica rellena de
aromas suaves y afrutados, la naranja se intuye y se saborea.
El valle de Lecrín invade los sentidos. Primavera
repleta de frutos y de frutas. Limones y naranjos saltan a mi mirada y
embelesan mi paseo. Rutas por descubrir. Aromas. Acidez complaciente en
las papilas. Vitaminas.
Salud.
AVELLANA
ENMASCARADA
Praliné con una avellana entera.
Submarino gustoso de chocolate con pasajero
sorprendente de avellana. Espera impaciente su descubrimiento y la conquista. Deseando
ser mordido y crustillado para llenarnos la boca de fragmentos minúsculos que nos
colmen en su deseada presencia.
Avellano joven, que nos regalaron y acompañó un viaje por el norte; mimado, regado, agasajado, seto
frondoso en aquellas tierras.
Fruta deliciosa que nunca llegamos a probar. El frío
de Granada pudo con él.
Melancolía.
ALEJANDRO EL
GRAN NARANJO
Crema de caramelo con trocitos de cascara de naranja
ligeramente confitada.
Promesas… promesas… promesas. Chocolate con leche y
ligera mermelada apenas aromatizada. Domina el dulce por encima de la fragancia
y del sabor.
Poesía en el nombre, en el recuerdo.
Mermelada de naranjas amargas, recogidas en el patio
el colegio. Taller de cocina, clase,
ilusión, risas, equipo.
Colaboración.
SÈTE
Caramelo dulce-salado a la flor de sal rosa de
Camarga, perfumado en toque de violetas.
Mezcla privilegiada de sabores. En las papilas se
extiende la sal y el azúcar, dejando a su paso un reguero extraño. Las violetas
se pierden en esta desarmonía.
La ruta de la Camarga aparece ante mis ojos. Paso
inevitable para entrar y salir de España. Pascua de huevos de chocolate y
regalos de escolares. Cajas y más cajas. Sonrisas, agradecimientos, costumbres
curiosas de otros países, que al principio nos resultaban incómodas.
Regresábamos a nuestros hogares, con las maletas llenas de bombones.
Dulce, dulce, dulces…
Nostalgia.
mmmm... qué ricos tus bombones y tus poemas dulces.
ResponderEliminarAi que estaban ricos, te lo puedo asegurar y poéticos...
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