SE HACE SABER:
QUE probado y comprobado que los libros existen, aunque las
grietas de la oscuridad y el escalofrío del olvido los descompongan como
animales lóbregos o despeinados;
QUE los libros no se borran por más que los invada la tristeza
y así, resisten al fuego, a las quijadas burras del odio, al tiempo y sus
zancadas;
QUE los libros descubren y revelan naturaleza humana, su
condición de tierra sobre la tierra apasionada y que, incluso, acérrimos, descifran
aquello que la propia imagen oculta o calla cuando en agua o sombra se declina
sobre su espejo;
QUE todos los libros no hacen la Historia pero sí en uno solo
de ellos la Historia no es toda la Historia, o, sí se prefiere: que el mundo no
cabe en una biblioteca pero una biblioteca es más que el mundo por quién, quiencómo,
y a ver, nadie mide los sueños;
QUE la de amores que transcurren por los libros, enteros los
amores y los cuerpos que repercuten como corazones sin vestir;
QUE quien toca las páginas de un libro, sí, toca a un ser
humano, sus hojas de yerba que lo extienden entre la vida y la muerte;
QUE demostrado, en suma, la perniciosidad manifiesta de los
libros en tanto alertan la funesta manía del pensar e incitan al conocimiento
de que el conocimiento nos hace libres;
OTROSÍ QUE probado y comprobado
el natural sedicioso de los libros sugerentes entre feraces y capaces, creadores
de afición y propagadores de adicción:
SE PROHIBE LEER LIBROS,
Lo que se
comunica al público para conocimiento general y para su daño.
Sabas
Martín*
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