Imaginen el palacio del rey de la India (das detalles)
imaginen la alcoba del rey de la
India (detalles) ...y allí una enorme jaula
grande, de plata con incrustaciones de perlas. Donde habita un pajarillo
multicolor que habla y canta en todos los idiomas del mundo. Este pajarillo
es el mejor amigo del rey.
Todos los días, después de despachar los asuntos del reino,
el rey iba a su alcoba y platicaba con su amigo; no sólo cosas de política, no,
también de las cosas que pasaban en su corazón. Y el pajarillo siempre tenía una
palabra o un consejo sabio para el rey.
Una mañana el rey le dijo: - Amigo, pídeme lo que quieras,
soy el rey de la India
y puedo darte todo-. El pajarito le dijo que no necesitaba nada, que la jaula
estaba bien, la comida e incluso, la diversión nunca faltaban. Así que no, no
necesitaba nada más, a menos que le concediera la libertad.
El rey le dijo que no, que eso si que no. Porque si lo liberaba se iría y se quedaría sin amigo.
Un día el rey llegó a su recámara y le dijo a su amigo que tenía dos noticias, una buena y otra mala. El pajarito de dijo que primero
le diera la mala. -tendré que ausentarme del palacio- dijo el rey.
- y ¿cuál es la buena?- preguntó el pajarillo.
- que pasaré muy cerca del bosque de donde procedes y puedo traerte lo que quieras, una flor, algunas frutas.
-Mmmmh, no gracias, pero si ves a mis hermanos, dile que estoy
bien, que vivo en una jaula muy cómoda, que tengo buena comida y diversión. Sólo salúdales.
Así, el rey partió y después de arreglar los asuntos del
reino, de regreso, pasó cerca del bosque, dejó a su comitiva y se internó el
él.
Llegó a un claro hermoso, donde se levantaban enormes
troncos blancos que sostenían ramas con hojas de un verde translúcido y ahí,
cientos de pajarillos multicolores, cantaban canciones en todas las lenguas del
mundo. El rey quedó extasiado y se sentó en un tronco a escuchar.
Cuando los pajaritos terminaron su canto, el rey se levantó
y les dio el mensaje de su amigo.
Se despidió y al nada más dar tres pasos, uno de los pajarillos cayó a sus
pies, inmóvil, sin respirar. El rey lo levantó con tristeza y lo depositó en un
tronco y rezó. Entonces el corazón le dio un vuelco al pensar en su amigo, allá
sólo en palacio que también podía morir, de repente.
Así que regresó a toda prisa y cuando llegó a palacio,
atravesó corriendo los pasillos hasta llegar a su recámara, abrió la puerta y
suspiró aliviado al ver a su compañero sano y salvo.
Cuando recobró el aliento, el rey comenzó a contarle su
viaje y a darle detalles de su visita al bosque, le contó lo del pajarito
muerto y le explicó como lo había levantado y lo había depositado en un tronco. El rey,
entonces, miró a su amigo para observar su reacción y se dio cuenta que yacía en el suelo de la jaula, inmóvil. El rey abrió la puerta
y sacó a su amigo, al darse cuenta que estaba muerto comenzó a
llorar y llorar como sólo saben hacerlo los reyes.
Luego lo depositó en la ventana para rezar por
su espíritu y, aún no se había inclinado, cuando de pronto el avecita voló lejos, se colocó a unos cinco metros, por si las dudas y posado en una rama le dijo al rey:
-No llores amigo, no estoy muerto, como tampoco lo estaba mi
hermano en el bosque. Deja de llorar, porque hoy, tú y yo hemos aprendido dos
cosas importantes. Tú, que el mensajero nunca sabe lo que lleva en el mensaje,
y yo, he aprendido que la libertad no es una flor que se pide, es una flor que
se arranca.
Maravilla!
ResponderEliminarGracias, me alegro que te gustara. Voy recogiendo cuentos e aquí y de allá.
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