La biblioteca donde vive la ratoncita |
Como me dicen los amigos me he venido arriba y me he comprometido a cuatro actividades cuenteras.
La última fue el pasado jueves en el Colegio Andrés Segovia, donde tengo que decir que fue increíble la movida libresca que se planteó... Contadores y contadoras pululaban como setas por todos los rincones del centro con una cohorte de peques que les seguían como al flautista de Hamelín.
Ya que el tema que estaban trabajando era el de Alicia en el país de las Maravillas, me puse a preparar cuentos relacionados con este personaje y para mi asombro y mi despiste, encontré que tenía, en casa, un montón de cosas cercanas a esta historia, que ni yo misma recordaba.
Cómo le dedicaré una entrada en este blog a ese día, hoy solo quiero comentaros quien es JABBERWOCKY.
El ratoncito en el charco de lágrimas de Alicia
Contando el cuento de Alicia apareció un ratoncito que cayó en el charco formado por las lágrimas de la niña y, me acordé de una preciosa ratoncita que vive en su mini biblioteca y al ojear su mini estantería, encontré este mini libro de este poema: JABBERWOCKY, que Lewis Carroll relata en su libro ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO...
La ratita en su biblioteca |
Pregunté y pregunté a nuestro padre internet, que todo lo sabe, aunque a veces lo trastoca y, me tropecé con este enlace:
https://letraslibres.com/revista-espana/el-jabberwocky/
Y en él una versión supercalifragílistica del poema... porque realmente no hay quien traduzca palabras que no existen.
Así que tuve la oportunidad de contar la historia de la ratita, que vivía en una biblioteca, que tenía un libro escrito por el autor de Alicia y que el libro relataba este poema:
El Jabberwocky
(EL BARAÚNDO)
Era el bullir, los
tersos lagartejos
se arrizomaban en la verdiloma,
los bogrios suspiraban a lo lejos
y hasta ululaba el tortuguín de goma.
“¡Hijo: del Baraúndo ten cuidado!
¡De su quijada y su feroz zarpazo!
¡Si ves al ave Jubjub hazte a un lado
y evita al frumibundo Tarascazo!”
Él empuñó su vorpalina espada
y buscó largamente a su enemigo,
se echó bajo un tamtam, pensando en nada
y estuvo un rato así, solo y consigo.
Y mientras cavilaba ufosamente,
¡el Baraúndo, con mirar de flama,
zumbó a través del bosque, de repente,
con borborigmos y un rugir que es fama!
¡Un, dos!, ¡un, dos!, ¡un, dos!, ¡atravesando
con su espadón el músculo y el hueso!
Cargó con su cabeza, y entonando
un son de triunfo comenzó el regreso.
“¿Pudiste asesinar al Baraúndo?
¡Ven a mis brazos, niño esplendoroso!
¡Oh día fragnífico, genial, rotundo!”
Desternillábase el señor de gozo.
Era el bullir, los tersos lagartejos
se arrizomaban en la verdiloma,
los bogrios suspiraban a lo lejos
y hasta ululaba el tortuguín de goma.
Termino comentando que Jabberwocky es una palabra tan conocida en la lengua inglesa, que se le ha dado el significado de "hablar o escribir sin sentido" y que grandes escritores siguiendo esta divertida locura han inventado otras historias.
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