domingo, 20 de octubre de 2024

EL RECOLECTOR DE PLANTAS Teresa F

 
 





En sinfonía de verdes
mis ojos afiebrados,
otean el paisaje
sin mirar,
y descubro,
entre espacios,
inexplorados,
aromas nuevos.
 
Registro lo evidente
mientras domino estremecido
la sorpresa.
¿Qué sorpresa?
 
El vuelo de una fugaz mariposa
parece esconder la magia
de un indescriptible presagio.
 
El silencio, a mí alrededor
se rompe con el latir doloroso
de mis sienes,
el aullido de un pájaro
y el atormentado crujir
de mis libélulas.
 
 
Entre el hule,
un brillo extraño
acapara el fragor
de mis cansadas retinas.
 
Mi mano inquieta
y a la vez pequeña y decidida
determina el impreciso gesto,
de relegar unas hojas,
hasta  llegar
donde mi frágil instinto
me señala.
 
Una minúscula florecilla
azulada,
centellea valiente
al rocío incipiente de la mañana.
Sus tiernos pétalos
parecen lágrimas
calientes de la amanecida.
 
Mi corazón necesitado
parpadea,
con un clamor tan intenso,
que somete
mi cerebro,
aún joven de esperanzas,
a una respiración entrecortada.
 
No quiero entusiasmarme.
 
Es tan fácil el vanidoso error
de un paso en falso,
por una alucinación
      inesperada.
 
En mi morral
esperan angustiados
fragmentos prensados
de verde.
 
Tal vez, un día,  
aparezca mi nombre
en el letrero gris
del Jardín Botánico
en el futuro incierto
del breve vergel
que conforma
mi vida.

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