domingo, 27 de julio de 2025

MARA Y SUS GATITOS

   Cuento para contar con vasitos de papel realizados en origami.                                                                                                                                                                        

Las cinco gatitas

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Mara, es la gata mamá. Le gusta tanto el té que lo bebe en vez del agua durante todo el día y persigue a sus gatitos para que lo beban también. La verdad es que a todas les parece pipí caliente.

Mira, es la gata mayor. Nació exactamente a las 12 de la mañana de un caluroso día de agosto, por eso siempre tiene calor. Su lugar preferido es dentro de la nevera de la casa donde vive con sus hermanas, más de un día la han encerrado allí  y se ha dormido plácidamente junto a la leche y a la mortadela.

Lira, es la segunda. Una gata ligera y musical que siempre se pasea tirando de su bolsa de los tesoros donde esconde aquellas cosas que no quiere compartir con nadie. Es muy misteriosa.

Zira, es una tragona. Le encanta el pescado crudo y el sushi. Rebusca siempre por los rincones a ver que encuentra para comer y a veces se mete donde no debe 

Tira y Vira, son gemelas. Nacieron dentro de la misma bolsa y se quieren con locura, nunca encontraras a una sin la otra, si una va a por el plato la otra seguro que trae la comida, se lamen mutuamente y duermen juntitas en el mismo cajón.

Rira es la peque. Es lista como el hambre y maneja a sus hermanas a su antojo, siempre sabe cómo jugar y a qué. De mayor quiere poner un estudio de jardinería para gatos.

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Un día que la mamá salió a comprar Tira volcó sin querer, con el rabo, una vela encendida y la cortina del comedor se prendió. 

Todo comenzó a llenarse de humo. Intentaron abrir la puerta para escapar pero no llegaban a la manivela. Maullaban como locas muy asustadas,  temblaban aterradas y tosían muchísimo.  

Por fin a Zira se le ocurrió una idea estupenda. Puso a todas sus hermanas en orden, las tranquilizó e hizo que treparan unas encima de otras,  hicieron así una hermosa y fuerte torre, Rira logró abrir el picaporte y así pudieron salir corriendo a la calle.

La torre  de gatas

Las bomberas gatas apagaron pronto el incendio y lograron salvarles la casa y los muebles.

Desde ese día aunque se siguen peleando, como todos los hermanos,  se consideran las mejores amigas del mundo mundial. Cuando tienen frío o miedo sus mamá las cobija y las esconde de todos los peligros que les puedan ocurrir.


La mamá y sus gatitos 

Video para hacer los vasitos.

  https://youtube.com/shorts/9P7VpgdloPc?si=c9B8HG9QxZlC_Veo                                                                                                                                                            Una entrada de este blog relatando como realicé una actividad con este material en un aula.

https://cuentosquecabenenunbolsillo.blogspot.com/2018/06/despidiendo-el-curso-en-el-colegio-san.html                                                                                                       

El gato robón

 Aprovechando el verano estoy sacando de mis estanterías cuentos y más cuentos que aun no he tenido el tiempo y la oportunidad de contar en público.

Este concretamente que se llama el Gato robón, lo adquirí en Méjico hace ya algunos años. Se trataba de un libro para colorear en verso con unos dibujos extraordinarios, debe ser un relato Popular porque no consta ninguna autoría, están editados por CONAFE que no es otro que el Consejo Nacional de Fomento Educativo.

Como ya hacía en mis primeros años cuando preparaba materiales para las actividades cuenteras, compré dos libros, fotocopié en color la portada y preparé las 17 láminas sueltas que tiene el cuento.

El material resultante es muy bonito y vistoso aunque los dibujos estén en blanco y negro. Algunas palabras del texto no son de nuestro uso habitual como: macho y olote.

En el siguiente enlace encontrareis la divertida historia del Gato robón.

https://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/Colecciones/index.php?clave=gatorobon&pag=4

  

Así quedó de bonito el material

Ahora ya que lo he recuperado tengo que utilizarlo.

Sobre todo porque me encantan aquellas historias que van enlazando una frase con la siguiente.

Una muestra del cuento

Este es el cuento del gato robón,
que por hacerse el muerto 
patas arriba lo llevan en un cajón...
Como el cajón era de palo,
muerto lo llevan en un caballo.
Como el caballo era tordillo,
muerto lo llevan en un castillo....

Podemos seguir el cuento hasta el infinito, hacer dibujos nuevos o inventarnos otra historia del gato enfadado, cariñoso, peludo... etc


sábado, 26 de julio de 2025

Proserpina y el rey de las tinieblas

 

Portada del cuento

No me canso de hacerle propaganda a este material, a pesar de que la única 
forma de conseguirlo es por Ámazon.
En este caso se trata- dentro del bloque de CARTE IN TAVOLA, publicado 
por Fatatrac, de la colección de Mitos y leyendas.
La particularidad del material es que las cartas de 20 x 20 cm se van uniendo 
entre si formando un precioso rompecabezas .





 El texto está en italiano en el interior de la cajita que guarda las cartas y fragmentado, por secuencias, en cada una de ellas.
No solo es la belleza de los dibujos o el interés de la historia, sino también 
el que resulta un material innovador que gusta mucho en clase y que es muy
fácil para que lo usen las criaturas a la hora de relatar un cuento.
A parte de los cuentos tradicionales se han publicado en los últimos años: Mitos
y leyendas, Grandes historias y la serie: Descubrir el mundo.
 

jueves, 24 de julio de 2025

DOÑITA ANA

 

Ana María Matute

Sé bien que las amigas me tienen envidia y es para tenérmela. Trabajo en una casa estupenda, con contrato legal y buena paga. Las horas que hago extras también las cobro.

Lo mejor de todo, ¡ay! lo mejor de todo es mi doña Anita o, como yo la llamo, mi Doñita. No solo es inteligente y llena de vida, es que, además, a su lado no paro de aprender. A veces se me va el tiempo mientras limpio y ella dicta sus cuentos a la señorita Amparo para que se los pase al ordenador.

Mi señora tiene una energía desbordante a pesar de los años que tiene… ¡Si nació antes que mi abuelo Tarsicio y mi abuela Petra, padres de mi madre! Ya quisiera llegar a esa edad con una cabecita como la suya.

Para Doñita soy Gladys, su Gladys. Le encanta que le lleve un cafelito a las 11 de la mañana, de puchero, como lo hacíamos en casa. A veces le cocino un picatoste —uno nada más—, que los fritos los tiene prohibidos por el colesterol. Aprovecho, para llevárselo, la ausencia de su hijo Juan Pablo y de su mujer Amparo, la señorita. La llamo así a porque no soporta que la llame de “doña”, dice que le hace mayor —como si no lo fuera—.

Mi horario de trabajo es de 10 a 16 horas de lunes a sábado. Me ocupo de las tareas de la casa, limpio el suelo sin pasar el aspirador —para no hacer ruido—, quito el polvo, recojo las cosas de la cena de la noche anterior,  pongo la lavadora, plancho, preparo la comida y enjareto una cena con lo que compra cada día la señorita. A ella no le gusta que vaya al mercado, dice que no sé comprar, que me engañan y que me distraigo demasiado. Yo lo prefiero así.

 Cuando doña Amparo no está, aprovecho para acercarme a ver a mi Doñita. Coloco en el poyo de su ventana, cerca de su mesa de trabajo, una flor fresca en un jarroncito de cristal que encontré olvidado en una alacena y la observo trabajar deseando que se me pegue algo de su inteligencia. Si me mira y no me habla sé que está en sus cosas, buscando palabras y creando historias, entonces me retiro discretamente, sin molestarla.

A veces mi Doñita me busca por toda la casa y me pide, con una sonrisa picarona, que le acompañe a la calle. Para ello aviso a la señorita Amparo para que me dé su consentimiento. Por la cara que pone sospecho que no le gusta nada que seamos amigas; a Juan Pablo no le importa. ¿Estará celosa por algo?

Abrigo bien a mi Doñita, con la bufanda que le regalé —una que tricoté de muchos colores— le acerco su bastón y paseamos por donde ella elija. Normalmente nos vamos al parque de la Ciudadela a sentarnos en un banco al sol y otros días, si hace fresco, buscamos una mesa en nuestra cafetería preferida, la de los helados. Allí, la una frente a la otra, con un té delante y un milhojas de crema —su pastel preferido—, hablamos de nuestras cosas.

Me pregunta por lo hijos que dejé en Medellín a cargo de mis padres; le cuento que mes tras mes les mando la mayor parte de mi sueldo, incluso, a veces siento que lo único que me une a ellos es el dinero y eso me entristece mucho.

Doñita me relata lo mal que le ha tratado la vida, sobre todo cuando se quedó sin su Juan Pablo cuando era niño y no podía verlo nada más que unas horas a la semana, lo que padeció en esa época. También me dice que años más tarde sufrió una fuerte depresión, bebía mucho y sólo pensaba en morirse. Yo la miro a los ojos y me parece imposible lo que me cuenta, con esa fortaleza que presenta y que siento que nunca va a perder.

Para no ponernos melancólicas le hablo de mis recuerdos de infancia con mis hermanos en el pequeño pueblo de mis padres, historias que le atraen y le divierten mucho, tanto que al final, acabo por decirle: «Doñita, usted lo que quiere es escribir una novela sobre mi vida y decir que se lo ha inventado todo, si lo publica tendremos que repartirnos lo que gane». Ella se ríe contenta y me guiña un ojo.

 Después me mira, nos miramos y ella me dice bajito cogiéndome la mano: «Gladys, qué derecho tengo yo a quejarme sabiendo lo que tú has vivido». Yo intento animarla y le suelto de golpe, queriendo acabar esta conversación que a las dos nos entristece: «Si quiere, Doñita, echamos un concurso a penas». A las dos, esta frase nos hace sonreír y nos trae de nuevo al presente. 

Quiere que la llame Ana, porque ella utiliza mi nombre y entonces le pregunto: « ¿Y a la señorita Amparo cómo la llamo?», y va y me suelta con esa chispa que tiene: «No, a la señorita Amparo, mejor no la llames». ¡Qué salida! Nos hemos reído hasta que se nos han saltado las lágrimas.

Hacía tanto tiempo que no me sentía tan a gusto con nadie. No es solo ella, es su casa, sus libros, sus costumbres, su hijo Juan Pablo —una buena persona—. Ambos son tan acogedores.

Para mí, Doñita es como mi abuela, esa abuela que me crio mientras mis padres trabajaban de sol a sol para poder llevar un plato a la mesa. Esa abuela a la que —con toda mi pena— tuve que abandonar en mi país para buscar una vida mejor para los míos.         

Ella, cada día me presta uno de sus libros o me los regala. ¡Pues no he aprendido yo nada con su biblioteca! Por eso me dicen en la escuela de mayores —en la que Juan Pablo me ha matriculado—, que hablo español mejor que muchos de aquí y que también leo muy bien. ¡Cómo para no hacerlo!, con esos cuentos que me dan la vida y esas palabras tan bonitas y tan bien hiladas.

Cuando llego al pisito que comparto con otras chicas que trabajan —como yo— limpiando casas o cuidando personas mayores, me gusta acabar el día con un rato de lectura y, para poder hacerlo, les pido que bajen el volumen del televisor. Antes se enfadaban conmigo pero ahora les gusta que les cuente de qué trata la última novela que estoy leyendo, incluso me piden que lea algo en voz alta y me preguntan el significado de muchas palabras que nosotras no utilizamos.

Siempre aprendo de Doñita, no solo de sus escritos sensibles y extraordinarios, sino de su energía, su entusiasmo por la vida y sus ganas de seguir contando, viviendo…, creciendo.

Espero que sigamos juntas muchos muchos años y, cuando por fin mis hijos puedan venir a vivir conmigo a esta país, yo tenga la oportunidad de poder presentarles, con orgullo, a esta gran escritora y decirles que, además de ser una persona muy famosa en toda España, es también una de mis mejores amigas.

Ojalá mis deseos se cumplan.

 

miércoles, 2 de julio de 2025

NO BASTA

 Cuento relacionado con la ecología para contar con KIRIGAMI -Arte japonés que consiste en conjugar el Origami con el cortar con tijeras.

Plegar el papel cuadrado como para hacer un tapete (doblar la figura). 

Este es un árbol que representa la naturaleza, los animales, las plantas, el agua y el aire... Pero NO BASTA (recorta el árbol y la tierra)
2.    Necesitamos querer a los animales, a las plantas y a toda la naturaleza en general... Pero NO BASTA, pues ese sentimiento necesita de algo más (cortando)



Trazamos los dibujos para ir sobre seguro

 Que sea un amor compartido, que los corazones se unan para ello. Quiero decir que nuestra escuela, nuestra comunidad, nuestro país estén implicados... Pero NO BASTA, pues ese sentimiento necesita algo más, (cortando)

4.    Necesitamos pensar, investigar, el conocimiento que representamos con esta cabeza... Pero NO BASTA con el sentimiento y el pensamiento... (Doblar)

    

   Es necesario un ingrediente más sin el cual nada es posible, (cortando)

5.       Pero además hace falta que esta cabeza actúe y se movilice... (Vamos desdoblando)

6.       Y cuando vayamos juntos la acción, el pensamiento y los sentimientos, tendremos un mundo en el que los seres humanos podamos vivir con el medio ambiente en perfecta armonía.


Resultado final


Del libro La magia del papel Kirigami y Maquigami

José Luis castillo Córdova- Maquihuas (Perú, 2004)