miércoles, 1 de febrero de 2023

EL MARINERO ENAMORADO

 




Érase una vez un marinero enamorado de una chica encantadora. Pero su padre no estaba de acuerdo con esta pareja ya que había buscado otro novio para su hija, un comerciante sin nada de especial, simplemente el hecho de que vivía en tierra firme, una cosa que desde luego no se puede pretender con un marinero.

La chica sin embargo le tenía a este novio comerciante una antipatía similar a la que su padre le tenía al marinero.

El padre intentó primero persuadir a su hija, después, le gritó y la amenazó pero no consiguió hacerla cambiar de opinión.

El comerciante aunque no era guapo no le faltaba una cierta habilidad, por eso le propuso al padre de la chica que le hiciera pasar a él y al otro candidato, una prueba y así se hizo, estableciéndose que sería el marido de la joven, aquel que consiguiera hacer más nudos en una cuerda, mientras que contaban hasta cincuenta.

En el día y la hora señalada el padre comenzó a contar  y el comerciante empezó de una forma tan rápida a hacer nudos que hacía dudar que hubiera suficiente cuerda para poder llegar al final de la cuenta.

Entretanto el marinero realizaba lazada tras lazada sobre el pulgar izquierdo procediendo con una calma y con una lentitud de hacer rugir  de impaciencia a los presentes.

“Cuarenta y uno, cuarenta y dos...” contaba el padre

Parecía que la prueba terminaría sin que el marinero hubiera terminado un solo nudo.

El padre se preparaba muy contento para dar su bendición a los futuros esposos.

La pobre chica lloraba y el comerciante le parecía menos atractivo que nunca.

“Cuarenta y cuatro cuarenta y cinco...”

El marinero, introdujo con cuidado la extremidad de la cuerda en medio de las lazadas que había realizado en torno al dedo.

“Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve” tiró del extremo “cincuenta..”

Sobre la cuerda de nuestro héroe aparecieron como por arte de magia un montón de nudos pequeñitos parecidos a flores y distanciados de forma regular entre ellos.

 

 

 

 

 

 












 

 

 

Extraído del libro MILLEUNO NODI   Editorial DEMETRA, Traducción y adaptación Teresa  Flores. 

 


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