jueves, 25 de enero de 2024

LA SEÑORA MARUJA


 

          El siguiente cuento es muy divertido, se lo debo a Maricuela, una contadora a la que se lo escuché hace mucho tiempo. A todo el público les gusta mucho. Se puede ampliar todo lo que se quiera. El truco es muy sencillo; ir jugando siempre con los opuestos; grande y pequeño y con los gestos, de manera que se intente convencer a los oyentes de cómo es la historia para ir cambiándola como  deseemos.

 

La señora Maruja es una señora muy chiquitina, muy chiquitina, pero como es muy presumida le gusta pasear con un sombrero grande, grande y salir a la calle toda elegante.

Para ello se pone un vestido precioso color azul, con dibujos de unas mariposas grandes, grandes.

Unos zapatos delicados y preciosos chiquititos, chiquititos con un lazo azul... (todos dicen grande, grande)… no, por favor ¡qué horror! quedaría espantoso... chiquitito, chiquitito.

Se pone sus guantes en sus manos grandes, grandes, que tienen bordados unos delicados lunares chiquititos, chiquititos.

Baja las escaleras dando unos pasos grandes, grandes, de manera que en dos saltos está en la calle, meneando su bolso amarillo chiquitito, chiquitito.

Cuando llega a casa de su amiga que es grande, grande, la casa, no su amiga, se encuentra preparada una preciosa mesa de café chiquitita, chiquitita. Encima de la mesa unas tazas... ¡no! chiquititas, chiquititas encima de unos platos grandes, grandes.

También hay unas bandejas grandes, grandes, llenas de riquísimos manjares, por ejemplo unas deliciosas galletas chiquititas, chiquititas y unos pasteles grandes, grandes.

Ella con mucha delicadeza pone en su té una cuchara... ¡nnnnnnnoooo!, grande, grande... de azúcar porque es muy golosa y se toma dos tazas chiquititas, chiquititas de su bebida preferida. 

En ese momento se le acerca un precioso gato de angora chiquitito, chiquitito... con unos ojos verdes grandes, grandes que la miran con ternura y dice un miau... grande, grande, grande,  tan grande que casi la tira al suelo del susto.

La señora chiquitita con su sombrero grande, sus zapatitos chiquitos y las mariposas grandes de su vestido chiquitito, prosigue su paseo después de tomar el té con su amiga chiquitita de la casa grande.

Como siempre se encamina al parque dando pasos chiquititos, chiquititos, por que se ha hartado de pasteles y se siente un poco pesada.

Cuando llega, se encuentra delante de una puerta grande, grande iluminada por una farola chiquita, chiquita que daba paso a un jardín... no... chiquitito, chiquitito, del tamaño de una baldosa, porque es un jardín japonés.

La señora Maruja, da cuatro vueltas exactas al jardín y observa, como hace siempre, un hormiguero lleno de hormigas... ¡¡¡no!!!! chiquititas, si no que horror, y se vuelve a su casa dando unos pasos grandes, grandes,  porque ya con tanto aire libre y tanto paseo le han entrado unas enormes ganas de volver a su casa a cenar.

 

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