lunes, 17 de febrero de 2025

23 octubre 1980

Ortuella (Vizcaya) España.

23 de Octubre 1980.

 

10 horas de la mañana.

En las aulas voces de niños, juegos de mesa desparramados, lápices y plastilina de colores, murales de láminas plastificadas; tablas matemáticas del 1 al 9, enormes mapas físicos de ríos y montañas. Fotos del rey. Negras pizarras.

11 horas de la mañana.

Viento suave, limpio cielo de nubes. Risas livianas. Ecos repetitivos de canciones infantiles. Caminatas traviesas por los pasillos. Baberos desmayados sobre las perchas. Balancín estático en el patio. Pelota solitaria en el arenero. Relativo silencio.

VIDA    

 12 de la mañana.

Explosión de gas, terrible accidente, confusión, tremendo destrozo. Vocerío, gritos… avisos: ¡al colegio! ¡El colegio! Gente en movimiento. Carreras sin sentido y el caos, enorme caos. Mesas sobre mesas, paredes y cristales rotos, escombros, polvo gris, espeso y amenazante.

13 horas de la mañana.

Sirenas alborotadoras, policía, bomberos, lugareños desesperados y expectantes. Más gritos. Aullidos, llantos de niños. Miedo, mucho terror ante la posible escena. Preguntas sin respuesta, respuestas sin preguntas: ¿Mi hijo? ¿Mi nieta? ¿Tu sobrino?

MUERTE

 50 niños y 3 adultos, víctimas de aquel terrible suceso. Pequeños de solo cinco o seis años de edad. El pueblo entero en lágrimas. Demasiado dolor, demasiado.

En su cementerio criaturas durmientes para siempre, ¡qué tristeza!, para siempre. 

Después de 24 años, Ortuella en permanente luto diario.

 

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