El país de Meccania se sitúa exactamente en el reino de Meco, al inicio del Primer Bosque, entre la Fuente de los Sietecaños y el comienzo de la Pradera de los Inocentes. Su tamaño corresponde, a ojos humanos, a un cuadrado de doscientos centímetros de lado.
A simple vista la actividad en el país de
Meccania no es visible. Solamente al observar detenidamente el suelo, por medio
lentes de aumento podemos ser conscientes de la cantidad de vida que hay en él.
De hecho, muchos científicos actuales consideran que la existencia de Meccania es
irreal y que lo que se dice de ella es producto de personas fantasiosas de
mente acientífica.
Este micro reino, se
caracteriza por la presencia de diminutos personajes denominadas gnobres, mitad
nomos, mitad animales, equivalentes al tamaño de una garrapata.
Las gnobres son de cuerpo
pequeño y armonioso, de carita redonda en la que destacan sus orejas
puntiagudas, ojos color violeta y boquita en forma de corazón que muestra
unos salientes y graciosos dientes
conejudos que le dan una particular expresión. Sus cabellos son rizados de
color pajizo permanente, suelen aceitárlos con agua de la laguna de Meliluna
mezclada con la tierra de sus orillas, lo que aumenta su aspereza y apaga sus
brillos, cosa que es la pretendida.
Su piel es suave, cubierta de
una ligera pelusilla color azafrán. La parte inferior de sus cuerpos
corresponde a una liebre joven con unas patitas ligeras que gustan calzar con
botas trenzadas con tallos de melimora.
Se cubren con túnicas de
colores alegres que tejen en sus telares a partir de los suaves tallos de las
dormideras y que tintan, según un método de sus antepasadas, con algunas de las
plantas que obtienen por importación; tales como el carda-mono, la flor-yesta y
el yuyú, de donde obtienen los colores rojos, rosas y violetas.
Todas sus habitantes son
hembras y viven distribuidas en cinco comunidades especializadas cada una en
una tarea específica.
El país de Meccania se dedica
por entero al cultivo de las palabras monosílabas y bisílabas. Siendo las
habitantes de sus pueblos, las que las producen en diferentes condiciones tanto
en el bosque, como en el lago, montañas, otero y llanos.
Sus habitantes se alimentan del
jugo de las dormideras, plantas que crecen de forma salvaje en el bosque del
país. Una vez cortadas éstas, se les extrae por medio de un sistema de prensas
el jugo de sus cabezuelas, que se almacenan en grandes cisternas y se conducen
por medio de un sistema de tuberías a las fuentes de sus pueblos.
También se utilizan otras
partes de esta planta, concretamente los pétalos y hojas, para la fabricación
de telas. Los tallos y ramas, para la realización de armas para la defensa, así
como para la construcción de casas, muebles y carretas. Las hojas y raíces, se
usan en los tejados de algunas de sus chozas y las semillas, para el empedrado
de sus calles.
La capital Mecco, situada en el
otero cerca de la frontera de Luguria, está organizada de manera Sistémica,
siendo donde se sitúa el poder y se centraliza todo el comercio de la
producción de palabras. Concretamente en su barrio obrero se subdividen las
tareas en diversas zonas de almacenaje, en que sus trabajadoras clasifican y
ordenan las palabras, bien sea por su textura, por su sabor o por su
significado. Realizándose envíos semanales a todos los países que las solicitan, intercambiándolas por
productos que no se encuentran en este reino como jabón, colonia, sales de baño
o reales burbujas, que las meccanianas adoran y utilizan con regularidad.
Meccania posee un lenguaje
propio ya que sus palabras no tienen más de dos sílabas, usando en cada pueblo
diferentes fonemas, teniendo en común solamente las cinco vocales. Se entienden
entre ellas gracias a los efectos creativos y vigorizantes de su único y
exclusivo alimento, que les provoca un estado permanente de paz y de euforia,
haciéndoles ser de los personajes conocidos, los más sensibles, creativos y
pacíficos.
Las guerras que mantienen con
sus países vecinos Francaria y Luguria no son violentas, solo se cruzan en
algunas ocasiones vocablos de más de dos sílabas, que al no ser comprendidos
provocan confusiones e interferencias. Es por esto, por lo que existe en Meccania
una armada profesional perfectamente organizada y centralizada en la capital,
que se encarga de vigilar las fronteras y controlar el contrabando de
dormideras, plantas muy apreciadas en los países vecinos.
En el suelo de este reino encontramos zonas de
bosque bajo con gran variedad de ape-tules, magníficos árboles que protegen a
las dormideras de las inclemencias del tiempo. Por el contrario en la zona de
llanura, los prados están cubiertos de jerbas que se utilizan para alimentar a
los pequeños teyes, curiosos animalitos de cuatro patas, que las meccanianas
utilizan para transportar, sobre todo, los cargamentos de palabras a la
capital.
En la zona más húmeda, como la
vega del río Meccocón y la laguna de Meliluna, las dormideras pueden llegar al
doble de su tamaño habitual, pero el jugo que se obtiene de ellas es de escasa categoría.
Las habitantes de Meccania son tranquilas y
apacibles, les gusta sobre todo la charla y los paseos, las compras en el
magnífico Meccomercado, donde pueden encontrar artículos variopintos a partir
de sus importaciones.
Sus habitantes poseen una gran
cultura, además de la transmitida oralmente durante siglos, dominan también la
obtenida a través, según piensan ellas, del jugo de las dormideras, que
transmite al pasar por sus venas la sabiduría de sus antepasadas. Científicos
que han estudiado el caso, achacan más bien estos conocimientos a los efectos
alucinógenos de las plantas.
Su capital, Mecco, es muy
cosmopolita. En ella han ocupado el papel de obreras las castas de campesinas
emigradas a la ciudad y que accedieron de manera natural a una forma superior
de conocimiento. Es así mismo una vasta zona de cultura, pues en el mismo Museo
Mechow se puede visitar una exposición permanente sobre los diferentes vocablos
obtenidos a lo largo de los tiempos y los nombres, y la calificación de quienes
lo consiguieron.
En los institutos y en los
edificios culturales, se dedica un importante espacio a la investigación, donde
se estudia en profundidad la asimilación por otras poblaciones de los envíos de
producciones de las palabras, el comportamiento de las nuevas creaciones y su
forma de obtención; bien sea por injertos, por esqueje, por intercambio
genético, por intuición directa o por desafinamiento del contexto. Incluso se
experimenta sobre la creación de palabras de más de dos sílabas, aunque dicha
investigación está totalmente prohibida
por ley.
Meccania es una democracia
federal. Sus habitantes eligen una vez al año, en asamblea, a las mandatarias
de sus pueblos, que formarán parte del Meccosenado y las que se sentaran en el Mecoparlamento,
para decidir sobre las resolución de los
problemas del país, la puesta en vigor de nuevas leyes, la aprobación de nuevas
creaciones y la comunicación oficial de las nuevas nacidas gemelares y las
desintegradas.
En Meccania no existe moneda.
Cada habitante recibe, en función de su producción, vales canjeables de los que
puede hacer uso en su mercado. El sistema de vida, al ser cooperativo, permite
que se intercambien tareas de manera grata y satisfactoria para todas sus
habitantes.
Las aldeas han adaptado sus
viviendas a la geografía de sus suelos, siendo las habitantes del pueblo
Relativo las que han construido sus casas colgantes entre los ape-tules,
descolgándose a través de lianas de estas maravillosas y curiosas viviendas.
Las habitantes del pueblo
Conjunciones, viven en chozas de palo de dormidera entretejidas con sus hojas,
una cobertura de pétalos de esta planta sujetas por sus fuertes raíces
constituyen sus tejados, siendo muy admirados por su colorido y fragancia.
Las habitantes del pueblo
Bisimples han cavado sus casas en las montañas haciendo preciosas cuevas que se
comunican entre ellas, teniendo así una vida muy grata en colectividad, pudiendo soportar sin
problema los rigores del invierno.
Las habitantes del pueblo
Bisonoros, que viven entre montañas y llano, han construido sus cabañas
adosadas a las montañas, combinando el sistema de los pueblos de las llanuras y
los de las cuevas.
Las correspondientes al pueblo
Bimojados cercano a la laguna Meliluna, se pasean, en sus palafitos, sobre
enormes pétalos de flores de floto, lo que permite que sus casas naveguen
permanentemente por el agua, siendo considerado como el pueblo más soñador e
inestable de Meccania.
La manera de cultivar las
palabras constituye el secreto mejor
guardado de cada unos de sus pueblos. Se sabe que utilizan canalizaciones
subterráneas para sus plantaciones y que las semillas de las mismas las constituyen fonemas sueltos
de fácil obtención, con una mezcla equilibrada de semillas molidas de
dormidera, que son en definitiva, lo que provoca la sonoridad alucinante de sus
significados.
Cada pueblo guarda de manera
muy celosa el contenido de sus abonos,
fertilizantes, así como sus sistemas de riego, siendo una costumbre mantenida
durante generaciones, trasladándose el secreto de madres a hijas.
La forma de crecimiento de la
población de Meccania resulta bastante misteriosa, se sabe que, de pronto, las
meccanianas de más de siete astros de tiempo, se encuentran en estado de forma
natural, pariendo a la siguiente biluna un
precioso par de gemelas por el fenómeno de bipartición. Durante el
periodo de la cría los pechos de las madres producen jugo de dormidera que será con lo que mantendrán a su prole
hasta que tengan edad de poder beberla de forma autónoma en las múltiples
fuentes existentes.
Se sospecha que son en realidad
los vecinos machos de los países de Luguria y de
Francaria, los que embarazan a las habitantes de Meccania, aprovechando el
extraño sopor en que caen durante las noches de la bellaluna debido a su edad
de la gemelitud adormecida, el efecto de su alimentación y la influencia
directa de los rayos de luna. Siendo seducidas en una única noche de amor que
recordarán como un bello sueño.
La desaparición de las
meccanianas se produce por desgaste o desintegración, ya que no se puede decir
que mueran. En los últimos años de su gemelitud, las dos hermanas se buscan
para vivir juntas, comenzando a hacerse cada vez más transparentes y livianas,
pasando los últimos meses de sus vidas apagándose suavemente, mientras terminan
de escribir en el Libro de los Sentimientos -que se les entrega en el momento
del destete- mensajes importantes para las generaciones venideras. En este
periodo apenas se alimentan limitándose a beber unas simples gotas de jugo
vital, que sus nietas les llevan directamente de la planta. Adornan sus
cabellos con pétalos trenzados de flores y colocan en las puertas de sus casas
un signo de Biendespedida.
Se entona entonces en el pueblo
una canción de hermosos sones y se deja que cada uno de estos libros pase a
formar parte de la vida cotidiana de la localidad, se leen sus últimas palabras
y sus hijas prometen mantener su recuerdo al menos durante dos lunas y media, o
bien hasta que sean gemeladas sus nietas en otra futura lunabella.
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