Son las 10 de la mañana de un año que comienza. Un año redondo, completo, que ya se anuncia esquinado. No habrá libretas, agenda, ni folios en blanco para anotar los propósitos habituales en estas fechas, no habrá una sola línea… nada, mientras no corrijamos los errores del pasado.
Aquí, desde esta habitación,
mientras comienza a entrar el sol de invierno los convoco, a los tres, a los
tres grandes, los tres Pablos. Viajeros incansables, artistas, habitantes de
diferentes rincones del planeta. No llegaron, si acaso, a conocerse y si lo
hicieron es lo mismo, no es eso lo que nos ocupa, o al menos lo que me ocupa
hoy, aquí, en mi sala de trabajo.
No habrá concierto de año
nuevo, no lo quiero. No quiero valses vieneses ni señoritas edulcoradas en sus
trajes de fiesta, me quedo con los
acordes del Himno para la paz de Pau Casal, compositor reconocido por su activismo
en la defensa de la paz, la democracia, la libertad y los derechos humanos. Con
los acordes de su música los sigo convocando, a cada uno en su lugar del mundo,
cada uno el primero en lo suyo, artes tan distintas, tan diversas y sin
embargo, unidos los tres por el mismo deseo…
Mientras, admiro la pintura
que el Pablo, el otro Pablo, el chicuelo malagueño que pintarrajeaba guijarros
a la orilla de un mar que no era el suyo, llenaba de carboncillo cualquier muro
encalado para acabar, un día, creando esa increíble litografía conocida como
la Paloma de la Paz… No fue la única
paloma, hubo muchas palomas, 20, 30… ¿quizás más? Dibujos, grabados, pinturas,
a veces cuatro trazos livianos en un simple papel, tras una búsqueda perenne.
Así se declaraba pacifista, con este
símbolo que sería ya para siempre el nuestro. La paloma; una llamada a la Paz,
el Guernica; un grito desgarrador del después, para mostrar los desastres de una guerra. Recordar para no
repetir.
Pájaros… Pintó suficientes
pájaros para llenar cien cielos, cómo si no hubiera suficientes aves en el
planeta para que no llegara su mensaje:
"La pintura no fue
inventada para decorar las casas. Es un arma de guerra para defenderse del
enemigo", decía.
Y volando, en mi mente nueva
de año nuevo, que parece viejo ya de tan masacrado, atravieso continentes para
llegar a Chile… donde otro Pablo, ¡Pablo querido!, que acompañó mis dudas y
llantos adolescentes, fiel amigo a la puerta de una mano, tardes de amor, melancolía, risas ante cebollas odalificadas,
recurso perenne de belleza, ¿qué decirle?
Yo también puedo llorar los versos más tristes esta noche y los seguiré
llorando mientras acompaño, en la calle, las luchas cotidianas que reclaman la
Paz.
Poeta grande, pacifista,
concienciado.
Con los ecos del chelo de
Casal, dejándome acariciar por el vuelo
ligero de la paloma picassiana, releo una y mil veces el hermoso poema de
Neruda:
Paz para los crepúsculos que vienen,
paz para el puente, paz para el vino,
paz para las letras que me buscan
y que en mi sangre suben enredando
el viejo canto con tierra y amores,
paz para la ciudad en la mañana
cuando despierta el pan, paz para el río
Mississippi, río de las raíces:
paz para la camisa de mi hermano,
paz en el libro como un sello de aire,
paz para el gran koljós de Kíev,
paz para las cenizas de estos muertos
y de estos otros muertos, paz para el hierro
negro de Brooklyn, paz para el cartero
de casa en casa como el día,
paz para el coreógrafo que grita
con un embudo a las enredaderas,
paz para mi mano derecha,
que sólo quiere escribir Rosario:
paz para el boliviano secreto
como una piedra de estaño, paz
para que tú te cases, paz para todos
los aserraderos de Bío Bío,
paz para el corazón desgarrado
de España guerrillera:
paz para el pequeño Museo de Wyoming
en donde lo más dulce
es una almohada con un corazón bordado,
paz para el panadero y sus amores
y paz para la harina: paz
para todo el trigo que debe nacer,
para todo el amor que buscará follaje,
paz para todos los que viven: paz
para todas las tierras y las aguas…
Oda a mis amigos defensores
de la Paz, guerreros contra el odio y la barbarie. A su manera cada uno, con su
arma personal: su chelo, su pincel o su pluma.
Los tres se fueron el mismo
año… Nonagenarios los dos Paus, el otro Pablo, herido de muerte por el golpe de
estado chileno, decidió tal vez, abandonarnos antes de tiempo. Es posible que
los otros Pablos le estuvieran llamando desde donde quiera que acaben los
grandes maestros, para hacer juntos aun algo más para terminar con estas
malditas guerras y quienes las consienten.
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